AYUDAR A LAS PERSONAS A EXPERIMENTAR
LA SALVACIÓN DEL SEÑOR MEDIANTE
EL ARREPENTIMIENTO Y EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Pregunta: Un hombre de unos ochenta años vino a nuestra reunión del evangelio. Puesto que creció en un entorno religioso, a él le agrada visitarnos, pero parece que está contento únicamente con haber sido salvo. ¿Cómo podemos proceder con una persona así?
Respuesta: Con una persona de tan avanzada edad, primero debemos averiguar si ha sido verdaderamente salvo. Si ha sido salvo, tenemos que averiguar si tiene la certeza de que es salvo. Si tiene alguna duda respecto a estos dos asuntos, debemos hacer lo posible por ayudarle a conocer la salvación del Señor. Pero si ha sido salvo y tiene la certeza de su salvación, debemos alabar al Señor y darle gracias. Luego, si tenemos más tiempo, y si únicamente tenemos a esta persona a nuestro cargo, podemos ayudarla un poco más y laborar con ella por causa del Señor. Sin embargo, si no tenemos mucho tiempo, y si tenemos más personas de las cuales cuidar, quizás no sea necesario dedicarle más tiempo.
Pregunta: Hace unos meses cierta persona vino de Taiwán a los Estados Unidos y ahora está aprendiendo inglés. Él percibe la vanidad este mundo y fue conmovido por el evangelio. Así que oró con nosotros, pero necesita más ayuda con respecto a la confirmación de su salvación. Él está muy ocupado ahora. ¿Cómo podemos tener un seguimiento con él?
Respuesta: Esta persona necesita recibir una verdadera ayuda para que haga una oración de arrepentimiento, confesando sus pecados. Todos los hermanos que han tenido contacto con él deben orar por él, recordándolo delante del Señor, a fin de que el Señor le conceda el arrepentimiento y el perdón de los pecados. Hechos 5:31 habla del arrepentimiento y del perdón de los pecados. Esto indica que en un momento dado esta persona no sólo debe darse cuenta de que necesita a Cristo y no sólo debe creer en Cristo, sino que además debe arrepentirse delante del Señor. Nosotros no podemos hacer que la gente se arrepienta. Esto requiere que opere la misericordia del Señor. Más o menos, le hemos impartido el conocimiento del evangelio a dicha persona, pero ahora tenemos que orar por él, porque se requiere que el Espíritu Santo haga una verdadera obra en él que lo lleve al arrepentimiento. De este modo, él confesará sus pecados y experimentará el perdón de los pecados. En ese instante su espíritu será avivado. Así pues, primeramente, todos los hermanos que lo hayan contactado, deben orar por él. Luego, el siguiente hermano que vaya a contactarlo debe ayudarlo para que conozca lo que es un verdadero arrepentimiento y lo que es una confesión viviente. Para ello será necesario que se tenga un poco de comunión con él, que converse un poco con él, para que se dé cuenta de su necesidad. Entonces el Espíritu Santo obtendrá una base para avivar su espíritu. No hay duda de que él está ocupado, pero una vez que su espíritu sea avivado, algo le infundirá vigor desde adentro, y sacará tiempo para venir a las reuniones. Si no hacemos esto, simplemente lo estaremos ayudando a ser religioso, lo cual no será de mucha ayuda.
(Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 11, por Witness Lee)