LA IGLESIA NECESITA NUEVOS CREYENTES
La historia nos dice la verdadera situación. Yo he estado en esta tierra por muchos años. He conocido verdaderos cristianos por más de cuarenta años, y he participado en esta obra más de treinta y cinco años. Tan sólo en las dos décadas pasadas conocí muchos grupos en el Lejano Oriente, en Europa y en este país. Les digo la verdad, ustedes jamás verán un grupo de cristianos sirviendo al Señor de una manera adecuada sin estos cinco aspectos, los cuales son necesarios para guardar el equilibrio apropiado: la vida, la luz, la iglesia, el servicio y, por último, la predicación del evangelio. Conocí algunos grupos que eran ricos en la vida divina, pero que tenían deficiencias en cuanto al conocimiento. También conocí algunos grupos —de hecho estuve en uno de ellos— que era muy rico en cuanto al conocimiento. Había una persona en ese grupo que la conocían como “la concordancia andante”. Sin embargo, aunque eran ricos en cuanto a conocimiento, eran muy pobres en cuanto a la vida. En el pasado conocí algunos grupos que eran ricos tanto en vida como en conocimiento, pero que tenían deficiencias en cuanto a la vida de iglesia, y por este motivo no duraron mucho. Algunos grupos incluso decían que eran ricos en vida y en conocimiento, y que también llevaban una vida de iglesia, pero no predicaban el evangelio. Después de cinco años, seguían reuniéndose el mismo número de personas, y después de cinco años más no había habido ningún incremento. Solían decir: “El Señor está con nosotros. ¡Es maravilloso!”. Fueron un grupo maravilloso durante diez años, pero con las mismas personas. Finalmente, al cabo de doce años, perdieron todo su interés y el grupo se desintegró. Vi esto en 1957 y volví a verlo en 1963. Para darles otro ejemplo, hace poco recibí una carta que decía que un grupo de creyentes que había estado reuniéndose por más de veinte años había perdido todo interés y se había desintegrado. Ellos se preguntaron: “¿Qué estamos haciendo aquí? Año tras año seguimos reuniéndonos los mismos de siempre”.
En una familia compuesta únicamente por el esposo y la esposa, los primeros cinco años son maravillosos. Puede ser que los siguientes cinco o veinte años sigan siendo maravillosos; no obstante, después de veinte años ya no sentirán que todo es tan maravilloso. Ellos necesitan algunos hijos, algunas “personas nuevas”. De la misma manera, la iglesia necesita de algunas personas nuevas. A fin de que la iglesia sea fuerte, necesitamos tener partos normales, nacimientos normales. Si la próxima semana cincuenta personas fueran bautizadas, toda la iglesia ardería de fervor. Por un lado, yo me sentí muy contento recientemente de ver que varias personas recibieron al Señor en una reunión de evangelio. Algunos quizás se pregunten cómo podrían tantas personas confesar al Señor en una sola reunión. Por otro lado, en el pasado vi a mil personas ponerse de pie para confesar el nombre del Señor. Es bueno que unas cuantas personas reciban al Señor, pero según mi experiencia, eso es tan sólo como dos gotas de agua; de todas maneras, los hermanos y hermanas se sienten muy emocionados con ello. Algunos exclaman: “¡Eso es maravilloso! ¡Muy maravilloso!”. Sin embargo, si usted le pone empeño, si ora y labora para traer a más personas, a la siguiente semana podría bautizar a cincuenta, a ciento cincuenta o a doscientas personas. Entonces usted se sentirá tan emocionado que no le importará comer. Vi esto en el pasado. La iglesia necesita más nacimientos, más partos. La iglesia necesita personas nuevas.
Siempre que alguien sugiere predicar el evangelio, el espíritu de todos los santos responde a ello. El Espíritu Santo dentro del espíritu de los santos aprueba esto, porque corresponde al propósito que Dios tiene para esta era en la tierra. Sin embargo, la iglesia ha perdido la visión respecto a este asunto, y por tanto, ahora tenemos que recobrarlo. Tenemos que darnos cuenta de qué es lo que estamos haciendo aquí. ¿Estamos aquí únicamente para reunirnos y tener una maravillosa reunión de predicación en la mañana del día del Señor y luego en la noche celebrar una maravillosa reunión de la mesa del Señor? ¿Estamos aquí para tener una maravillosa reunión de oración los miércoles y una reunión de estudio bíblico los viernes, y luego hacer lo mismo a la siguiente semana, el próximo mes y el próximo año? No debemos esperar a que pasen cinco años; si en este mismo año ustedes no traen más personas, tarde o temprano algunos dirán que no necesitamos seguir reuniéndonos. Así pues, nos sentiremos desilusionados.
(
Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 8, por Witness Lee)