ESTAR FIRMES SOBRE EL TERRENO
DE LA AUTORIDAD DEL SEÑOR
Siento la carga de que comprendamos cuál es nuestro terreno o base cuando salimos a predicar el evangelio. Nuestra base no es simplemente el hecho de que amamos a los pecadores o que sentimos la necesidad de que haya más materiales para la edificación de la iglesia. Todas estas cosas son buenas, pero no son lo suficientemente adecuadas. Tenemos que tomar como base el hecho de que Cristo ascendió a los cielos. Él fue entronizado, y a Él le fue dada toda potestad en el cielo y en la tierra. Él es la Cabeza, y Él es el Señor. Nosotros estamos sujetos a Su autoridad y señorío. Además, somos los miembros de Su Cuerpo. Es con base en esto que somos enviados. En realidad, la iniciativa no es nuestra; pues somos personas enviadas. El Señor dijo: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id”. Así que simplemente debemos acatar dicha orden. Somos policías enviados por el gobierno. Si comprendiéramos esto, entonces al salir a contactar a las personas para predicarles el evangelio, tendríamos la certeza, la confianza, de que la autoridad está con nosotros.
Recientemente hemos sentido entre nosotros un verdadero fluir y una verdadera carga por el evangelio, y algunas personas ya han sido salvas. Sin embargo, siento que aún nos hace falta algo más. Nos hace falta entender que debemos tomar la autoridad como nuestra base. Satanás es un usurpador que opera de manera ilegal. Por tanto, tenemos que anunciar este hecho y proclamarlo. Debemos declarar a todo el universo que Jesús es el verdadero Señor, el dueño legítimo de este universo. Hoy en día Jesús está en el trono. Dios le ha dado legalmente el título de Señor. A Él le ha sido dada una autoridad que es única tanto en el cielo como en la tierra, y Él nos ha transferido esta autoridad a nosotros porque somos Sus miembros, estamos identificados con Él y somos uno con Él como Cabeza. Es sobre esta posición y tomando este terreno que salimos a predicar el evangelio. Esto difiere de tener solamente poder. Cuando un policía se nos acerca, él no viene únicamente con poder, sino con autoridad. Hay algo muy grande detrás de él. No podemos ir en contra de él debido a que tiene autoridad. Si comprendemos esto a este nivel, tendremos la fe y la certeza de que una persona será salva, y la arrebataremos de las manos de Satanás como nuestro botín. Debemos aprender esto.
(Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 3, por Witness Lee)