Predicar el evangelio en el principio de la vida, por Witness Lee

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CONFESAR AL SEÑOR JESÚS DELANTE DE LOS HOMBRES

Los creyentes también necesitan hacer otra clase de confesión. No sólo deben confesar sus pecados, sino también confesar al Señor. Tienen que confesar al Señor Jesús delante de los hombres. De ahora en adelante, debemos confesar, es decir, debemos decirle a otros, que le pertenecemos al Señor. Ahora ustedes se han convertido en cristianos, en creyentes. Por lo tanto, deben confesar el nombre del Señor Jesús, y confesar delante de los hombres que Jesús es el Señor y que es su Salvador. Romanos 10:9 dice: “Que si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. Con nuestra boca confesamos a Jesús como Señor.

Es muy curioso que en toda la tierra, en el Oriente como en el Occidente, en Europa como en Asia, las personas tienen una sensación de vergüenza cuando confiesan a Cristo. Si alguien dijera: “Ahora creo en Cristo; yo confieso que Jesús es el Señor”, experimentará cierta sensación de vergüenza. También es muy curioso que cuando las personas siguen a Confucio y les hablan a otros al respecto, no sienten nada de vergüenza sino mucho denuedo. Este pecado de vergüenza proviene del diablo, Satanás. Por la gracia y misericordia de Dios tenemos que pelear la batalla para vencer este sentimiento de vergüenza. Algunas veces en el pasado le dije a Satanás: “Satanás, si continúas provocando en mí este sentimiento de vergüenza, confesaré al Señor gritando Su nombre”. El diablo le teme mucho a esto y huye.

La manera apropiada de creer en el Señor Jesús incluye el paso de decirle a otros que a partir de este día en adelante usted ya no será un incrédulo, sino que será un creyente de Jesús. Usted ha recibido a Jesús como su Salvador y como su Señor. Desde este día usted confiesa que Él es el Señor y que usted le pertenece a Él. Después de creer en el Señor Jesús, usted debe ir a sus padres, parientes, amigos y vecinos, y hacer una confesión cabal de Cristo. Jóvenes estudiantes, después de que crean en Cristo, deben ir a sus compañeros de clase y decirles: “Ahora soy una persona diferente. Ayer no tenía a Cristo, pero hoy tengo a Cristo dentro de mí”.

Así pues, es necesario que haya un verdadero arrepentimiento y dos clases de confesión: confesar nuestros pecados delante de Dios y confesar a Jesucristo como Señor delante de los hombres. No debemos tratar de ser un cristiano escondido, un cristiano secreto, ni ser un buen cristiano sólo en nuestro interior sin tener la apariencia externa de cristiano. Aprendan a ser liberados al confesar a Cristo delante de los hombres. En China vi a ciertos hermanos que hacían algo muy interesante. Quizás a ustedes les parezca exagerado, pero si estuvieran en ese medio, comprenderían que lo que ellos hicieron era necesario. Después de que fueron salvos, algunos hermanos se pegaron una etiqueta en su ropa que decía: “Ahora soy cristiano”. En muchos casos, esto les ayudó, pues otros decían: “No vayan adonde él porque ahora es cristiano. No traten de convencerlo porque es cristiano, no traten de invitarlo a ciertos juegos o a ir al cine porque es cristiano”. Si queremos ser cristianos vivientes, eficaces y poderosos, tenemos que confesar públicamente a Cristo delante de las personas.

(Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 7, por Witness Lee)