ÚNICAMENTE DIOS EN CRISTO PUEDE SATISFACER
NUESTRA SED Y HAMBRE ESPIRITUALES
Puedo mostrarles esto de la siguiente manera. Mírense a ustedes mismos. Tenemos oídos, ojos, nariz y boca. Dentro de nosotros tenemos una mente y un estómago. Con nuestra boca tomamos el agua y el alimento, y luego los almacenamos en nuestro estómago. Con nuestros oídos recibimos la música, las voces y las canciones. Con nuestros ojos percibimos los colores de un paisaje y con nuestra nariz olemos los olores agradables. Supongamos que tienen sed, pero no tienen agua. ¿Qué harían? No les quedaría nada más que morir. Supongamos que ustedes tienen hambre, pero no hay alimento en toda la tierra. ¿Qué podrían hacer? De nuevo, no les quedaría nada más que morir. ¿Se dan cuenta de que hoy en día ustedes sienten en su interior sed y hambre espirituales? Nada podrá calmar ni satisfacer esta sed y esta hambre excepto Dios mismo en Cristo.
Por muchas riquezas que usted logre acumular, por muy alto que sea el grado de educación que obtenga o la posición o rango al que alcance, si no tiene a Cristo, en su interior sentirá una verdadera sed y una verdadera hambre. ¡Alabado sea el Señor! Él nos creó de tal manera. Él nos creó con un espíritu en nuestro interior con el cual podemos tener contacto con Él y podemos recibirle. Usted tiene dicho órgano. Un pequeño radio tiene un receptor, el cual es un “órgano” receptor. ¿Para qué hicieron este receptor? Con el propósito de que pudiera captar las ondas radiales. ¿Por qué hay una parte —en lo más profundo de su ser— en la que continuamente siente sed y hambre? ¿A qué se debe que cuanto más rico se hace, más hambre siente? Esto se debe a que hay un órgano receptor dentro de usted, que fue creado deliberadamente por Dios. Este órgano es el espíritu humano. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu, en el espíritu humano. Usted tiene en su interior un espíritu. A esto se debe el problema que usted tiene día tras día. Si no tuviera un espíritu, no sentiría esta sed y hambre en lo profundo de su ser. La razón por la cual siente esto es que Dios creó dentro de usted un espíritu como un órgano receptor; es por eso que usted continuamente siente hambre y sed por algo más profundo y algo más excelente. Ese algo más profundo y más excelente es Dios mismo en Cristo.
(Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 5, por Witness Lee)