DEBEMOS EJERCER AUTORIDAD SOBRE
LOS DEMONIOS, Y NO SOBRE LAS PERSONAS
He observado que la actitud de los policías en este país es bastante buena. Anteriormente estuve en este país al menos en dos ocasiones, y ahora llevo aquí más de tres años, y nunca he visto un policía de este país que no fuese humilde, cortés, manso y amable. Sin embargo, junto con la amabilidad está la autoridad. Debemos, por tanto, ejercer la autoridad del Señor para someter a los demonios, no a las personas. En lugar de ejercer autoridad sobre las personas, debemos ejercitar amor, humildad, bondad y amabilidad al relacionarnos con ellas. En nuestro corazón y en nuestra comprensión debemos decir: “Estoy aquí con autoridad”, pero con respecto a nuestra actitud con las personas, debemos ser muy amables. No debemos decirles: “Yo soy alguien que ha sido enviado de la Jerusalén celestial”. No está bien decir esto. Cuanto más humildes, amables y bondadosos seamos, mejor.
Con el diablo y los demonios no debemos ser amables, sino autoritativos; pero con las personas debemos ser bondadosos. Si somos demasiado autoritativos con las personas, seremos usados por el enemigo. Debemos conocer los dardos sutiles del enemigo, y debemos aprender cómo afrontar la situación. Debemos ser autoritativos con el enemigo, pero amables con la gente.
(Predicar el evangelio en el principio de la vida, capítulo 3, por Witness Lee)