CESEMOS NUESTRA PALABRERIA INNECESARIA
Cuando usted determina hacer este tipo de lectura, también debe decidir cesar toda su palabrería innecesaria, sus murmuraciones, sus quejas y sus chismes (Mt. 12:36; Ef. 4:29). Cuando usted responda al teléfono, debe aprender a reducir en lo posible sus conversaciones a sólo una pocas frases. En Jeremías 15:19 Jehová le dijo a Jeremías: “Si entresacares lo precioso de lo vil, serás como Mi boca”. En ese entonces Jeremías estaba frustrado, y se quejó ante su madre y luego ante Jehová (vs. 10, 18). Fue allí cuando Jehová le habló a Jeremías con respecto a lo que éste dijo, de entresacar lo precioso de lo vil. En Sofonías 3:9 Jehová en Su salvación para los gentiles prometió devolver a los pueblos pureza de labios. Esto quiere decir que todo el pueblo de Dios necesita cambiar su lenguaje por un lenguaje puro. Según mi experiencia, si hablamos demasiado, nuestra conversación anulará nuestra capacidad de enseñar. Si reducimos nuestro hablar, nuestra capacidad para enseñar crecerá. Si queremos llevar a cabo la enseñanza mutua en los grupos vitales, tenemos que poner fin a nuestra conversación vana y concentrar todo nuestro ser en una sola cosa: conocer la verdad para estar provistos, equipados y completos a fin de tener la capacidad y también la habilidad de enseñar.
Es verdad que la capacidad viene de nacimiento, pero todos necesitamos darnos cuenta de que hemos tenido un segundo nacimiento, y éste todavía está en proceso. Aunque usted haya sido regenerado hace muchos años, debe darse cuenta que aún no ha salido del vientre; todavía está en el “vientre” del Espíritu Santo. Es por eso que necesitamos ser renovados (Ef. 4:23; Tit. 3:5). La renovación es la continuación de nuestro segundo nacimiento. El resultado de ser renovados es la transformación (Ro. 12:2). La transformación es la continuación de la regeneración. Necesitamos ser transformados porque no fuimos total y completamente regenerados. Nuestra regeneración no es total. Si lo fuese, no necesitaríamos la transformación. La transformación es la continuación de nuestra regeneración incompleta. Cuanto más acabemos con nuestra innecesaria palabrería, más renacidos seremos, y más capacidad tendremos de aprender y enseñar las verdades de la Biblia.
(Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, capítulo 19, por Witness Lee)