Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, por Witness Lee

Más extractos de este título...

LA CONDICION: NOS AMAMOS UNOS A OTROS EN UNIDAD Y EN UNANIMIDAD

La condición de los grupos vitales es que nos amemos unos a otros en unidad y en unanimidad (Jn. 13:34-35). Amarse unos a otros parece ser muy común. Sin embargo, debemos admitir que a pesar de que nos amamos unos a otros, puede ser que no nos amemos mucho. Debido a que nos reunimos día tras día y año tras año, con seguridad sentimos afecto el uno por el otro, pero la condición de amarnos los unos a otros en los grupos vitales debe ser mucho más que esto. Necesitamos amarnos unos a otros, reuníendonos en amor mutuo.

No sólo nos amamos unos a otros, sino que nos amamos unos a otros en unidad y en unanimidad. En Juan 17 el Señor Jesús dijo que cuando Sus discípulos fueran uno en el Dios Triuno, todo el mundo creería que El fue enviado por el Padre (vs. 21, 23). Así se gana la gente. Algunas veces cuando vamos a visitar en grupos de dos o tres, los que visitamos se den cuenta de que no hay unidad entre nosotros. Y el resultado es una falta de impacto. Pero si dos o tres de nosotros vamos como un solo hombre, se darán cuenta de que hay un poder dinámico entre nosotros. Será un impacto, y serán convencidos.

En Juan 13:34-35 el Señor Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos con los otros”. Al amarnos unos a otros todo el mundo sabrá que somos los discípulos del Señor. Este es un verdadero impacto. Sin que digamos nada, la gente se convencerá porque verá el amor que tenemos los unos a los otros en unidad y unanimidad. En toda la tierra, en cada sociedad todos sabemos que dondequiera que las personas se agrupan, hay luchas y peleas. Dondequiera que hay un grupo de personas, habrá debates, argumentos y disputas. Pero cuando otras personas están entre nosotros y somos verdaderamente uno, se preguntarán que es lo que nos hace uno. El Señor Jesús es la persona viviente que nos ha hecho uno. Nuestra unidad es el testimonio más firme de que somos el pueblo de Jesús. Somos los discípulos de Aquel que nos ha hecho uno.

Estos son los términos y condiciones para que ganemos gente. Sin importar lo mucho que otros se nos opongan, si somos tales personas, nada puede impedirnos que ganemos el crecimiento adecuado.

(Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, capítulo 7, por Witness Lee)