Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, por Witness Lee

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LA HISTORIA EN CUANTO A LAS REUNIONES DE GRUPO

En este mensaje tendré comunión con ustedes acerca de algunos puntos que hemos visto en la historia. El Nuevo Testamento nos muestra claramente que en el principio de la vida de iglesia las reuniones fueron primero en los hogares (Hch. 2:46; 5:42). El hecho de que los santos se reunían en sus hogares indica claramente que ellos se reunían en grupos. Había un grupo en cada casa. Las reuniones grandes eran necesarias, pero no todos los días. La necesidad diaria era las reuniones de grupos.

El registro del Nuevo Testamento no define tan bien las reuniones de grupos como nos lo es revelado hoy. Tal vez la razón sea que la revelación divina es siempre liberada después de las experiencias del pueblo de Dios. Primero viene la experiencia del pueblo de Dios; luego la revelación de Dios le sigue. No hay ningún ejemplo en toda la Biblia que muestra que la revelación de Dios viene antes de la experiencia de Su pueblo. Dios llamó a Abraham, pero si Abraham no hubiera seguido adelante, la revelación divina no habría venido a él. Todas las revelaciones de la Biblia vinieron debido a que el pueblo de Dios continuó con sus experiencias. Por haber seguido con Dios, Abel, Enoc y Noé, Dios pudo revelar algo a través de cada uno de ellos.

Al final del Nuevo Testamento la iglesia había existido sobre la tierra por menos de un siglo. El último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis, fue escrito aproximadamente en el año 90 d. de C. En ese tiempo la iglesia no tenía mucha experiencia, así que la revelación se detuvo allí. Sin embargo, según el registro celestial, el libro de los Hechos aún continúa; nunca se ha detenido. Después del libro de los Hechos, muchos siglos de historia de la iglesia han pasado. En toda esta continuación de la iglesia podemos ver algo más.

Cuando el hermano Nee fue levantado, él comenzó la primera reunión de la iglesia en 1922. Esa primera reunión de la iglesia ciertamente fue un grupo pequeño. Yo no estuve allí en los primeros diez años de nuestra historia en el recobro, desde 1922 hasta 1932, pero cuando entré en la obra, el hermano Nee me dio los detalles concernientes a esos diez años. En los primeros cuatro o cinco años el número de los asistentes aumentó. Este aumento fue debido a la práctica espontánea de las reuniones de grupo. Al principio no había reuniones grandes. Pero después de diez años la situación cambió. Desde febrero de 1927 hasta 1932 la iglesia en Shanghái aumentó a cien. Después que llegaron a ser cien, la tasa de crecimiento fue muy baja.

En 1933 comencé a servir en Shanghái. Con el tiempo, el hermano Nee me encomendó la responsabilidad por la iglesia y la obra. Por un lado, yo estaba muy ocupado, pero por otro, desde el punto de vista de hoy, yo no estaba muy ocupado. Primero que todo, di un mensaje en el día del Señor. En aquel tiempo lo principal era el mensaje dominical de la mañana. Si el mensaje era bueno, la reunión era un éxito; si el mensaje no era bueno, la reunión era un fracaso. Gracias al Señor, en alguna medida los mensajes que di fueron exitosos. Cada día del Señor a la mañana yo daba un mensaje. La gente y el hermano Nee estaban contentos. Yo también estaba contento. Cuando era joven, concentraba todo mi ser en el hablar. Hoy no puedo hablar así. En aquel tiempo yo no necesitaba un micrófono. Hablaba por una hora y diez minutos, y todo mi cuerpo quedaba exhausto. Consecuentemente, necesitaba todo el siguiente día para descansar. Por lo tanto, los lunes estaba bastante libre.

La segunda cosa que hacía era cuidar de las reuniones semanales, principalmente la reunión de oración y la reunión de hermanos. La reunión de hermanos tenía como fin practicar 1 Corintios 14. Puesto que todos los hermanos eran sacerdotes, la reunión no tenía un dirigente ni un clérigo. Aunque no se me había encomendado el liderazgo en esa reunión, inconscientemente tomaba el liderazgo.

La tercera cosa que hacía era visitar a la gente. Aunque raramente salía para visitar a la gente, y la gente raramente venía a mí por comunión, de todos modos visitaba, tenía comunión y me ponía en contacto con los santos. También me preocupé por la correspondencia.

Al estudiar la historia pasada y nuestra situación actual, me he dado cuenta que si hubiésemos tenido las reuniones de grupo en 1933, podríamos haber ganado mucha más gente en ese momento. Esto nos habría mantenido muy ocupados.

(Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, capítulo 3, por Witness Lee)