Vasos útiles para el Señor, por Witness Lee

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EL ÉXITO DEL CAMBIO DE SISTEMA DEPENDE DEL MINISTERIO DE LA PALABRA

Con respecto al cambio de sistema, el asunto por el cual siento una gran carga interior, es lo débil que está el ministerio de la palabra en las reuniones. En la actualidad, la nueva manera ha demostrado ser el camino correcto tanto en el oriente como en el occidente. Sin embargo, todas las situaciones y condiciones que se presentaron durante el periodo experimental demostraron que la forma en que hablamos la palabra en las reuniones es muy débil. No estamos pidiéndoles que hablen la palabra de una manera extraordinaria, pero al menos deben hablarla para suplir la necesidad. En este momento nuestro hablar no es ideal ni satisface la necesidad. En otras palabras, somos como un equipo que no logra clasificar para ir a las competencias, porque no ha llegado al estándar requerido.

Siempre he sentido una carga muy pesada por el ministerio de la palabra, y me he visto obligado a considerar cuidadosamente, ante el Señor, cómo atenderlo. Tomemos como ejemplo la iglesia en Taipéi. Si bien ésta es una iglesia muy numerosa que cuenta con más de veinte salones de reunión y más de cuatrocientos grupos pequeños, es evidente que tienen deficiencias en cuanto al ministerio de la palabra, por lo que hay poco suministro tanto en las reuniones grandes como en las pequeñas. Tenemos que resolver este problema cuanto antes. Todos sabemos que el alimento, el vestido, la vivienda y el transporte constituyen las grandes necesidades del hombre, pero la más esencial de todas es el alimento. Importa muy poco si una persona se viste con ropa vieja o si hay una pequeña gotera en su vivienda; sin embargo, su estómago no puede quedarse con hambre. Si un hombre sufre de hambre en el lugar donde vive día tras día, tarde o temprano terminará por abandonar ese lugar, pues no se resignará simplemente a esperar la llegada de su muerte. Por consiguiente, el hecho de que no nos hemos multiplicado en número se debe en un ochenta por ciento a la escasez de alimento y a nuestra incapacidad para alimentar a la gente.

Aunque es probable que ustedes no tengan las experiencias ni el conocimiento en cuanto a cómo guiar un grupo pequeño, aun si tan sólo lo intentaran, ustedes podrían aprender ciertos secretos y descubrir algunos puntos básicos. Por ejemplo, una persona no necesita asistir a un taller de carpintería para ser carpintero. Si ella practica desde su juventud tal oficio, bajo la dirección de un experto carpintero, con el tiempo adquirirá más experiencias y llegará a ser también un experto en la materia. De igual manera, a medida que asisten a las reuniones de grupo, y después de guiar a este grupo pequeño por cierto tiempo, ustedes descubrirán algunos secretos y factores esenciales. Según mis observaciones, el destino de los grupos pequeños depende completamente del ministerio de la palabra.

(Vasos útiles para el Señor, capítulo 2, por Witness Lee)