NO SER PEREZOSOS
EN LO QUE REQUIERE DILIGENCIA,
SINO FERVIENTES EN ESPÍRITU
Romanos 12:11 nos habla de la vida que es propia del Cuerpo. Este versículo dice: “En el celo, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. En este breve versículo se mencionan cuatro asuntos: ser diligentes, no ser perezosos, ser fervientes y servir al Señor. Aparentemente estos cuatro asuntos no guardan relación alguna con nuestro carácter, pero en realidad sí están completamente relacionados a nuestro carácter.
El hombre perezoso ciertamente posee un carácter inadecuado. Jamás he conocido a una persona que sea estricta y a la vez perezosa. Si usted es una persona perezosa de carácter indolente, no podrá ser diligente. Es imposible que una persona perezosa sea diligente, porque se requiere demasiado esfuerzo. Para el perezoso, lo mejor es no hacer nada ni preocuparse por nada.
La persona que es diligente espontáneamente será ferviente en espíritu. En otras palabras, el espíritu ferviente sigue a la diligencia. Si usted es una persona perezosa, no será ferviente en espíritu; más bien, será extremadamente frío en espíritu. Por ejemplo, es muy difícil encender fuego dentro de una nevera, pero es muy fácil prenderlo donde hay gases inflamables o gasolina. Por tanto, el hecho de prender el fuego no depende solamente del fuego, sino también de lo que se usa para prenderlo. Si usted es ferviente en el espíritu será semejante a los gases inflamables o a la gasolina y arderá con facilidad, aun con el más leve contacto.
El hermano D. L. Moody fue un poderoso predicador del evangelio. Una vez él dijo que jamás había visto a una persona perezosa ser salva. Esto es verdad. Yo he predicado la palabra por muchos años y tampoco he visto a ninguna persona perezosa recibir la salvación. Esto muestra que la persona perezosa es una que tiene un carácter indisciplinado, a quien no le importa nada en absoluto y todo le es indiferente. Ella es tan perezosa que ni siquiera se interesa por su propia salvación. Existen dos clases de jóvenes; una clase es diligente y la otra es perezosa. Los jóvenes que son diligentes se interesan en todo dondequiera que estén; incluso cuando se hospedan en casas de otros, se preocupan si las puertas y las ventanas están bien cerradas y si la luz está apagada. Sin embargo, los perezosos son tan holgazanes que ni siquiera les importa si la casa está incendiándose. Si muchos de nuestros amigos del evangelio que acuden a una reunión evangélica son diligentes, esto nos indica que muchos serán salvos. Lamentablemente, si están presentes muchos perezosos en la reunión, entonces no esperen que ellos respondan de inmediato porque son demasiado holgazanes como para responder.
Hoy en día en el servicio que rendimos al Señor lo más importante es que seamos fervientes y ardientes en espíritu. Que nuestro espíritu sea ferviente o no depende en gran medida de nuestro carácter. No debemos esperar que una persona descuidada sea ferviente en espíritu; pues es difícil aun comenzar el fuego. Según mi observación, aquellos que son verdaderamente espirituales suelen tener una manera de ser rápida. Una persona lenta difícilmente llegará a ser una persona espiritual. El hermano Watchman Nee recibió gran ayuda de la hermana M. E. Barber, quien era mucho mayor que él. Yo personalmente jamás la conocí, pero muchos de los que la conocieron me dijeron que era una persona muy rápida. Por supuesto, las personas que tienen una manera de ser rápida y hacen las cosas con gran rapidez también son propensas a cometer errores. Una silla de madera o una estatua de María jamás cometerían errores porque nunca se mueven. Por tanto, tampoco sirve de nada actuar con lentitud. Además, es difícil que el Espíritu Santo conmueva a una persona lenta, porque ésta es indiferente. Para esta persona, todo cuanto uno le diga suena igual; por eso es difícil que algo la toque.
Si alguna vez usted ha vivido en las casas de hermanos o hermanas, quizás haya descubierto que aquellos que son de temperamento rápido suelen ser los primeros en conmoverse cuando escuchan algún mensaje en las reuniones, mientras que aquellos que son lentos rara vez se conmueven. A veces cuando usted llora por los santos que son tan lentos, éstos en vez de conmoverse le preguntan por qué llora. Quizás usted está conmovido a tal grado que siente estar en el tercer cielo y que todo su ser está ardiendo a causa del fuego interior; pero ellos permanecen perplejos. La razón por la cual ellos son así es que son descuidados y débiles de carácter. Conforme a lo que yo sé, los que poseen un carácter fuerte tienen un buen rendimiento en el colegio. Éstos son los primeros en creer en el Señor y son también los más fervientes en cuanto a su búsqueda espiritual. Es muy fácil que el Espíritu Santo opere en las personas que tienen un carácter fuerte. Cuando predicamos el evangelio a los estudiantes, lo que más tememos es encontrarnos con personas que sean como medusas, porque tales personas son débiles de carácter; son desganadas y muy indecisas en todo.
(
Vasos útiles para el Señor, capítulo 9, por Witness Lee)