Vasos útiles para el Señor, por Witness Lee

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PROPONERNOS EN NUESTRO CORAZÓN APRENDER LA VERDAD

Esta vez, durante mi estadía, pude observar que hay una deficiencia en el ministerio de la palabra en todas las iglesias, en todo lugar, no solamente en las reuniones grandes, sino también en las reuniones pequeñas. En cierto sentido, nuestras reuniones abundan en todo menos en el ministerio de la palabra. Esto es una grave deficiencia. Si me hubiese quedado un año más con ustedes, no habría dejado pasar fácilmente esta situación. Todas las verdades y todas las riquezas que están en nuestro medio permanecen almacenadas en la librería sin beneficiar a nadie. Esto es algo muy lamentable.

Aquellos colaboradores que hace tres décadas recibieron mi entrenamiento y quienes fueron entrenados por un lapso de hasta diez años, han hecho un buen trabajo durante todos estos años. Pero por otro lado, el ministerio de la palabra que ellos ejercieron fue solamente promedio. Todas las verdades y las riquezas que nos ha dado el Señor han sido publicadas, pero esta literatura yace en los estantes sin ser utilizadas. Tal vez ustedes digan: “Oh sí, si leemos los libros. Todos nosotros los usamos”. Sin embargo, según mi observación, el uso inapropiado de los libros equivale a no usarlos. Esto es semejante a alguien que tiene una pelota y que al jugar en un partido, no sabe qué hacer con ella. Esto es un gran problema.

Es por esto que he alentado a cientos de ustedes a que se levanten y se ofrezcan a servir a tiempo completo. Ustedes han respondido a mi llamado y las iglesias han ofrecido su colaboración. Lo que más temo, es que ustedes caigan en esa misma trampa. Por tanto, espero que puedan completar al menos un curso del entrenamiento acerca de la Palabra del Señor. Esto no quiere decir que cuando se gradúen, su cabeza estará llena de conocimiento, sino que más bien, ustedes sabrán cómo usar la Palabra del Señor, cómo estudiar la verdad y cómo predicar la palabra. Esto no debe ser muy difícil para ustedes ya que poseen al menos un grado universitario. Todo depende de si ustedes se proponen en sus corazones aprender la verdad o no.

Nada le es difícil a aquel que se propone en su corazón conseguir algo. No hay nada que ustedes no puedan hacer; todo depende de si se proponen de corazón llevarlo a cabo o no. Si se entregan de lleno a realizar algo, lo conseguirán. A esto nos referimos cuando decimos: “Querer es poder”. El problema radica en que el hombre por naturaleza le gusta lo fácil y aborrece el trabajo. Además, la pereza es la segunda naturaleza del hombre. Este asunto me turba sobremanera. He acumulado mucha experiencia en mi vida humana y me he percatado de que los seres humanos tienen la tendencia a lo fácil. Sin embargo, durante los primeros cinco años de servicio a tiempo completo ustedes no deben relajarse en ningún momento, ya que éstos son los años más cruciales de vuestro servicio. Ustedes tienen que saber aprovechar estos cinco años. Lo que más nos interesa no es lo que ustedes hacen, sino cuánto aprenden. Lo más importante es aprender la verdad y obtener las experiencias de vida. Con respecto a estos dos asuntos, ustedes deben tratar de avanzar lo más rápido posible.

Por el bien de ustedes, me pondré a mí mismo como ejemplo. Cuando comencé a intercambiar correspondencia con el hermano Nee en 1925, principalmente solía hacerle preguntas sobre las Escrituras. Solo en 1932, cuando le invité a mi ciudad natal de Chifú a compartir la palabra, fue que pude conocerlo personalmente. Como resultado de esa visita, la iglesia en Chifú fue establecida en julio de ese mismo año. Gracias a la bendición del Señor, el número de santos que se reunían en la iglesia sobrepasó los cien. Tenía que dar cinco mensajes cada semana, por lo que me vi obligado a dejar mi trabajo y servir a tiempo completo. Posteriormente visité al hermano Nee en Shanghái, y después él me pidió que me mudara a Shanghái con toda mi familia. A partir de ese entonces me convertí en su colaborador. Dos años después, en octubre de 1935, el hermano Nee celebró una conferencia en Kulangsú, Amoy, en la provincia de Fukién, pero en esa ocasión no le acompañé. Quince años después, en 1950, viajé a las Filipinas. Uno de los hermanos responsables de esa localidad, quien había asistido a la conferencia celebrada en Kulangsú, me contó que en esa conferencia el hermano Nee había dicho a un grupo de santos que buscaban al Señor lo siguiente: “Tenemos un hermano, Witness Lee, cuyo progreso en la verdad y en la vida no puede compararse con alguien que corre, sino con alguien que vuela”. En realidad, en ese entonces yo no estaba satisfecho con mi propia condición.

Aun cuando ustedes, que sirven de tiempo completo, y son ya graduados universitarios, tienen menos de treinta años de edad. Así que ustedes tienen por delante un futuro muy prometedor y también muchas posibilidades de avanzar. Por tanto, tienen que valorar este periodo de tiempo esforzándose por entrar en la verdad y por aprender a experimentar la vida divina. Lo que importa ahora no es cuán extensa sea su lectura diaria, sino cuánto asimilan la verdad y cuánto profundizan en ella. Es imposible terminar de estudiar la Biblia. Llevo sesenta años y medio estudiando la Biblia y, cuanto más la estudio, más verdades cosecho y más siento que queda mucho material por estudiar. Si el tiempo lo permite, quisiera emprender otro estudio-vida de la Biblia, el cual será diferente del que tuvimos en el pasado. Nuestro estudio de las verdades halladas en la Biblia jamás terminará.

(Vasos útiles para el Señor, capítulo 1, por Witness Lee)