SEIS ASPECTOS DEL CARÁCTER
MENCIONADOS EN 2 TIMOTEO 2
En 2 Timoteo 2 Pablo nos presenta seis clases de personas para describir a una persona que sirve al Señor. También hace referencia a ciertos aspectos relacionados con el carácter con el fin de entrenar a su joven colaborador. En los versículos 3 y 4 nos dice que los que servimos al Señor como buenos soldados de Cristo Jesús no debemos enredarnos en los negocios de esta vida. Este requisito está ligado absolutamente con nuestro carácter; si nuestro carácter es inapropiado no podremos cumplir tal requisito. El versículo 5 nos habla de una persona que compite en los juegos olímpicos, y compara a uno que sirve al Señor con el atleta que compite en las olimpiadas. Si el atleta desea ganar el juego, tiene que recibir un entrenamiento riguroso. Hay algunos entrenadores que no solamente les enseñan a sus atletas a desarrollar ciertas habilidades, sino que también entrenan su carácter al controlar su dieta, su tiempo de descanso y su vestimenta. Si un atleta tiene un carácter suelto y no come ni duerme ni vive ni anda en conformidad con un horario, él no podrá ganar el partido.
El versículo 6 nos habla del labrador que se esfuerza. El labrador que es perezoso está destinado a fracasar, porque para tener éxito él tiene que laborar. La palabra laborar implica diligencia y esfuerzo; por tanto, guarda relación con el carácter. El versículo 15 dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”. Aquí la palabra obrero denota un carpintero, y traza bien la palabra de verdad es comparable con una obra de carpintería. Pablo le estaba diciendo a Timoteo que expusiera la Palabra de Dios en sus diversos componentes de manera recta y exacta, sin distorsión alguna, tal como un carpintero corta un trozo de madera. Si el trozo de madera lleva un corte torcido, ya no tendrá utilidad. Si ustedes no son lo suficientemente estrictos en su carácter, leerán la Palabra de forma inconsistente, y la forma en que la interpreten será totalmente inexacta. Si adoptan la actitud de que todo es “más o menos igual”, entonces vuestra interpretación de la Palabra también resultará “más o menos igual”. Únicamente aquellos que son estrictos en su carácter pueden trazar bien la palabra de verdad.
El versículo 21 dice: “Así que, si alguno se limpia de éstos, será un vaso para honra, santificado, útil al dueño, y dispuesto para toda buena obra”. Un vaso para honra debe satisfacer ciertas normas a fin de contener específicamente un objeto de honra. Aquí la palabra honra hace referencia a nuestra naturaleza, mientras que la palabra santificado alude a nuestra posición; la palabra útil implica nuestra función, y la palabra dispuesto revela cierto adiestramiento. Pablo exhortó a Timoteo diciéndole que se limpiara de los vasos de deshonra para que fuese entrenado en estos cuatros asuntos. Estos cuatros asuntos harían de Timoteo un vaso para honra en conformidad con cierto estándar. Esto también guarda relación con nuestro carácter.
Los versículos 24 y 25 dicen: “Porque el esclavo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad”. Es maravilloso ver que al hablar sobre el tema de ser un esclavo del Señor, Pablo no dijo que tal esclavo deberá leer la Biblia, orar, crecer en vida o esforzarse por aprehender la verdad; tampoco dijo que tal persona debería desarrollar su elocuencia, oratoria y dones; más bien, dijo que el esclavo del Señor no debe ser contencioso, sino mostrar una actitud amable. Aquellos que contienden con otros son personas muy descuidadas en su carácter. Los que tienen un carácter estricto no son contenciosos ni tampoco tienen tiempo para ello. Un policía siempre lleva consigo una pistola. Si él no ha sido bien entrenado, esa pistola podría representar un peligro para él, porque podría tomarla y disparar insensatamente. Tener la tendencia a contender con los demás demuestra que uno no es capaz de restringirse ni de dominarse a sí mismo; tiene poco dominio propio. Debido a que su carácter es débil le es fácil contender con los demás. Cuando salgan a laborar por causa del Señor, quizás se encuentren con personas que discutan con ustedes. Las personas de más edad argumentarán con ustedes, los budistas discutirán con ustedes, y aquellos que poseen una mente analítica también argüirán con ustedes. Si evitan discutir con ellos y simplemente les presentan la verdad, entonces ustedes serán obreros muy hábiles. Esto requiere que uno tenga mucho control y dominio de sí mismo. No es fácil cultivar esta clase de carácter.
Así es como Pablo entrenó a Timoteo. Al leer estos asuntos, podemos ver que la persona que sirve al Señor tiene que ser un soldado, un atleta que compite en una carrera, un labrador que labora en el campo, un carpintero que corta madera, un vaso para honra y un esclavo del Señor. Si ustedes estudian detalladamente estas seis clases de personas, se percatarán de que todas ellas están completamente relacionadas con el carácter. Una vez que ustedes resuelvan los problemas de su carácter y lo edifiquen apropiadamente, serán un buen soldado, un buen atleta, un buen labrador, un buen carpintero, un buen vaso y un buen esclavo. Espero que todos ustedes, ya sea que se encuentren en sus hogares, en el extranjero, en el trabajo o en la iglesia, concentren todos sus esfuerzos en cultivar vuestro carácter en su vivir, su andar, en vuestra conducta, en vuestro hablar, en vuestra actitud a fin de que sean muy útiles en las manos del Señor.
Pregunta: En el pasado usted habló sobre los treinta rasgos del carácter que necesitan ser entrenados. Al igual que usted, sentimos que este asunto reviste suma importancia; sin embargo, no conocemos el secreto de cómo entrenarnos al respecto. Además, si bien aquellos que manifiestan un carácter deficiente son como “papas calientes”, no podemos permitirles que permanezcan igual. ¿Hay algunos secretos con los que podamos ayudar a tales personas?
Respuesta: La respuesta estriba en vuestra determinación. Tienen que tomar la decisión de consagrarse al Señor a fin de ser un vaso útil en Sus manos. Necesitan laborar con tal determinación. El secreto de vuestra labor consiste en ejercitarse en todo, sean cosas grandes o pequeñas, de modo que no sean personas descuidadas sino estrictas. El fundamento depende de que ustedes diariamente se ejerciten en las cosas prácticas de su vida. Por ejemplo, deben ejercitarse en regresar las cosas que tomaron a su lugar; deben acostumbrarse a prestar atención al orden y la nitidez, y deben hacerlo todo conforme a un plan. Una vez que comiencen a ejercitarse de esta manera, se darán cuenta de cuán flojos habían sido en el pasado. Si ustedes no se ejercitan ni laboran en su vida diaria, aun cuando valoren esta comunión y hayan sido conmovidos por ella, no les servirá de nada.
Además, tienen que ayudarse los unos a los otros y estar dispuestos a que se les recuerde estos asuntos en cualquier momento. No traten meramente de ser amables los unos con otros a fin de mantener la paz entre ustedes; más bien, deben acudir al Señor, orar exhaustivamente y pedirle que les ilumine y les guíe. Sé que esto no es nada sencillo. Recordarle algunas cosas a un niño de tres o cinco años es útil. Sin embargo, quizás no sea muy útil recordarles a algunos de ustedes que ya están arraigados en su manera de ser. Todo depende de ustedes. Si no se proponen hacerlo ni se ejercitan con respecto a todo lo mencionado, entonces no habrá manera de entrenarles. Si están dispuestos a tomar estos asuntos con seriedad y a no escatimar esfuerzo alguno por llevarlos a la práctica, entonces será fácil entrenarles. Desde esta perspectiva, es mejor que ustedes sean estrictos y no indisciplinados. Incluso está bien si fuesen excesivamente estrictos con ustedes mismos, porque es posible que deban serlo si desean corregir eficazmente sus defectos.
Me llena de gozo ver que su forma de vestirse ha mejorado mucho. Esto muestra que ustedes están resueltos y dispuestos a que les recordemos de estos asuntos. He reprendido firmemente a los ancianos al decirles que si ellos desean administrar los asuntos de la iglesia, lo primero que deben hacer es limpiar el salón de reunión y ordenarlo. Algunos ancianos y colaboradores mantienen sus propias casas limpias y ordenadas y, sin embargo, no les afecta la suciedad o el desorden del salón de reunión. Tales hermanos dicen amar al Señor, pero en realidad se aman a sí mismos. Si ustedes verdaderamente amaran al Señor, entonces arreglarían y decorarían el salón de reunión, el cual se usa para la obra del Señor, a fin de que luciera más presentable que sus propias casas. Por la misericordia del Señor puedo decir que cuando laboraba para el Señor en Taiwán, seleccioné los servicios higiénicos y las bañeras de la mejor calidad para los salones de reunión y las viviendas de los obreros, pero para mi propia casa seleccioné los más sencillos.
Si ustedes desean servir al Señor a tiempo completo, primero necesitan ser entrenados en cuanto a su carácter. Segundo, tienen que ver que no hay nada más importante que la obra del Señor. Tienen que considerar todo lo que se relacione con la obra del Señor como lo más importante. Esto también tiene que ver con nuestro carácter. Por consiguiente, espero que todos ustedes se entrenen rigurosamente en su carácter desde el comienzo mismo del entrenamiento. De esta manera, todos los salones de reunión en Taiwán cambiarán de apariencia, sin necesidad de ser extravagantes ni para hacer una exhibición vana, sino para que sean elegantes, presentables, limpios y ordenados, y que satisfagan todas las necesidades. Si la obra del Señor ha de tener éxito hoy en día o no, ello dependerá del entrenamiento de vuestro carácter. Espero que todos ustedes reciban esta palabra.
Oración: Señor, fueron halladas Tus palabras, y nosotros las comimos. Señor, concédenos no rechazar las palabras de este mensaje, y capacítanos para que las recibamos por completo y digamos amén a Tu palabra. No queremos decir: “Ésta es una palabra dura. ¿Quién podrá recibirla?”. Señor, haz que ejercitemos nuestro espíritu a fin de recibirla. El hecho de que nos has hablado tal palabra demuestra que somos objeto de Tu misericordia y gracia. Queremos decir amén a Tu palabra. Que Tu palabra nos transforme. Señor, haz de nosotros buenos soldados, buenos atletas, buenos labradores, buenos carpinteros, así como también vasos para honra y buenos esclavos. Oramos pidiendo que Tú hagas memoria de nuestros deseos y nos concedas gracia sobre gracia de modo que podamos practicar con seriedad todas estas cosas en nuestra vida diaria. ¡Amén!
(
Vasos útiles para el Señor, capítulo 9, por Witness Lee)