PARA LEER LA BIBLIA Y PROFUNDIZAR EN ELLA
SE REQUIERE QUE SEAMOS PERSONAS CUIDADOSAS,
DIESTRAS Y ESFORZADAS
Les he dado estos ejemplos para mostrarles que no es una tarea fácil leer la Biblia. Puesto que nuestro entrenamiento se basa en los cuatro aspectos de la revelación hallada en el Nuevo Testamento: la verdad, la vida, el evangelio y el servicio (o la iglesia), espero que todos ustedes hagan un esfuerzo por leer los mensajes del Estudio-vida y las notas de pie de página conforme a la secuencia que se sigue en el Nuevo Testamento. Si hacen esto, predicarán el evangelio con gran autoridad. Si alguien les hace una pregunta, ustedes podrán responderle de inmediato. Tal vez sean considerados como expertos bíblicos por aquellos que saben que están sirviendo a tiempo completo; así que si ustedes no saben cómo responderles de inmediato, sino que para ello necesitan volver a estudiar la Biblia, esas personas se desanimarán, y ustedes no tendrán el mismo efecto sobre ellas. Sin embargo, si pueden citarles algunos pasajes bíblicos y darles una breve explicación, ellas se interesarán en escucharles, y ustedes podrán ganarlas fácilmente. Esto dependerá en gran medida de vuestro grado de erudición bíblica así como de vuestro estudio personal.
En 1943 yo laboraba en Chifú, la cual se hallaba bajo la ocupación japonesa. La iglesia no procedía de ninguna denominación cristiana, ni contábamos con misioneros occidentales; sin embargo, nuestra obra produjo un gran avivamiento. En aquellos días, el número de personas que se reunían con nosotros era mucho más elevado que el número total de las ocho denominaciones locales que habían sido establecidas por los misioneros. Casi todos nosotros vendimos todas nuestras posesiones y dimos todo cuanto teníamos a la iglesia. Setenta santos emigraron a la provincia de Suiyúan, y treinta se mudaron al delta del río Sungari. Debido a esta emigración, los agentes secretos japoneses comenzaron a sospechar de nosotros. Entonces, de manera clandestina mandaron algunas personas a examinar nuestra reunión y después enviaron a la policía militar para arrestarme. Ellos me interrogaron dos veces al día, y cada interrogatorio duraba tres horas.
Los japoneses me torturaron alrededor de un mes. Un día un japonés vino con un intérprete para interrogarme y me preguntó: “¿Por qué llaman a sus reuniones ‘reuniones de avivamiento’? ¿Por qué usan la palabra avivamiento ?”. Los japoneses aborrecían esa palabra, debido a que también puede traducirse como “restauración”, ya que pensaban que en dicha palabra estaba implícita la restauración de la nación China. El japonés que me interrogó era uno de los que había asistido a nuestras reuniones para investigarnos. La primera vez que vino a nuestra reunión, yo le di una Biblia pequeña, y aquella Biblia estaba junto a él sobre un escritorio. El Señor me dio la sabiduría, pues no le contesté de inmediato. No fue sino hasta que estuve seguro de cuál era su intención que entonces le dije: “Toda las prácticas que llevamos a cabo en la iglesia se ciñen a la Biblia. Todo lo que se halla en la Biblia, también nosotros lo tenemos; y todo lo que no está en la Biblia, nosotros tampoco lo tenemos”. Entonces él me preguntó: “¿Está la palabra avivamiento en la Biblia?”. A esto le respondí: “Sí, la palabra avivamiento está en la Biblia”. Luego él me dio aquella Biblia pequeña y me preguntó: “¿Dónde está? muéstramelo”.
El punto que quiero mostrarles es esto; si yo le hubiera dicho a él que no recordaba donde citaba la Biblia esa palabra y que necesitaba tiempo para buscarla, las consecuencias habrían sido inconcebibles. Sin embargo, en ese momento recordé que la palabra avivamiento estaba en el libro de Habacuc, el cual es uno de los doce profetas menores. Aunque recordaba parcialmente ese versículo, sabía que no iba a ser fácil encontrarlo. Sin embargo, ese día la gracia del Señor verdaderamente estaba conmigo. Tomé la Biblia y la abrí. Cuando bajé la vista, la página que tenía delante de mí correspondía a Habacuc 3, y cuando puse mis dedos sobre dicha página, apuntaban exactamente al versículo donde figuraba la palabra avivamiento: “¡Jehová, aviva Tu obra en medio de los tiempos!” (v. 2); esto de inmediato subyugó al oficial japonés. La Biblia tiene sesenta y seis libros, los cuales abarcan más de mil páginas; sin embargo, pude abrirla exactamente en la página correcta y señalar el versículo correcto. Por tanto, él supo que yo no era un predicador falso.
Así pues, ustedes deben dedicar tiempo para estudiar la verdad. Espero que estén familiarizados con la Biblia a tal grado que sean capaces de encontrar la página que buscan y señalar el versículo que responda a las preguntas que las personas les hagan. Con toda certeza, esto los subyugará.
(
Vasos útiles para el Señor, capítulo 6, por Witness Lee)