Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, por Witness Lee

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EN LA IGLESIA SON POCOS LOS SANTOS QUE HAN SIDO PERFECCIONADOS

¿Qué significa ser perfeccionado? Supongamos que necesitamos una mesa, y tenemos un apilamiento de madera. No debemos simplemente embellecer una pieza de madera lijándola y puliéndola, sino también determinar qué tipo de mueble podemos hacer con la madera. Si podemos hacer con ella una pata para la mesa, debemos “perfeccionarla” para que sea una pata. Debemos repetir este procedimiento hasta que hagamos la mesa. Probablemente necesitemos cortar una pieza más corta, o tengamos que lijar otra pieza. Esto es lo que significa perfeccionar; nosotros hacemos que el material sea algo útil con el cual se puede edificar. Finalmente, las piezas de madera no sólo se verán bonitas, sino que también serán útiles.

Cuando la mesa sea edificada, las piezas de madera ya no estarán amontonadas, sino que estarán puestas de forma ordenada y cumplirán una función. El mismo principio se aplica cuando hacemos un escritorio o una silla. Cuando las piezas de madera son edificadas hasta convertirse en un mueble, cada pieza tiene un lugar y cumple una función. En esto consiste la edificación. Si las piezas de madera no son edificadas, serán inútiles. Independientemente de cuán bonitas se vean, no tendrán ninguna utilidad.

A fin de que la iglesia avance, no debemos ser obstinados y pensar que es suficiente ayudar a los santos a ser espirituales. La Biblia dice claramente que la iglesia necesita ser edificada. En 1 Corintios 12:14-27 leemos que los miembros necesitan ser concertados. Es cierto que necesitamos ayudar a los santos a ser espirituales; ésta es una necesidad básica. Es como lijar la superficie áspera y dispareja de una pieza de madera antes de usarla. Sin embargo, no es suficiente dejarla lisa, pues además de esto, hay que cortarla de modo que tenga la forma precisa. Por lo tanto, debemos tener buen ojo para ver cuál es el mejor uso que le podemos dar a una pieza de madera, y después debemos saber cómo cortarla. Esto es un ejemplo de cómo perfeccionar a los santos.

Si todos los obreros sirven de esta manera, finalmente todos los santos serán perfeccionados. Por ejemplo, si el servicio de los ujieres se llevara a cabo debidamente en las seis reuniones grandes, no habría problemas con este servicio en las reuniones de distritos más pequeñas, porque es más fácil mantener el orden cuando hay un menor número de santos.

El servicio de visitación es otro ejemplo. Sólo un pequeño número de santos está a cargo de las visitaciones. Ellos visitan a las personas año tras año, pero no se ven los resultados. Esto significa que aunque ellos visitan a la gente, no saben perfeccionar a otros para que vayan a visitar. Uno de cada cinco santos debiera poder servir de esta manera. La iglesia ha crecido a un número de dos mil santos; por consiguiente, necesitamos que trescientos o cuatrocientos santos participen en el servicio de visitación. Estos santos deben ser perfeccionados por los cien que actualmente están sirviendo. En otras palabras, mientras servimos visitando a las personas, debemos perfeccionar a algunos santos para que sirvan con nosotros. Si cada uno de los cien santos perfecciona a tres o cuatro santos, tendremos de trescientos a cuatrocientos santos que podrán servir. Por consiguiente, a fin de que las iglesias puedan avanzar, debemos humillarnos y estar dispuestos a aprender; no podemos ser indiferentes. Aun cuando sepamos hacer ciertas cosas, debemos reconocer que hay otras cosas que no sabemos hacer.

Es necesario ser orgullosos. Debemos aprender a ser humildes y ser aptos para aprender. Incluso si podemos conducir a otros a ganar alguna medida de crecimiento espiritual y a obtener una mayor medida de la estatura de Cristo, debemos confesar que estamos limitados en lo que podemos hacer. Hay muchas cosas que tenemos que aprender. Debemos aprender a perfeccionar a los santos. Independientemente de si somos un hermano o una hermana, como obreros que somos, debemos preguntarnos si los santos llegan a ser útiles después que estamos con ellos por algún tiempo. Nosotros podemos hacer ciertas cosas porque se nos ha concedido misericordia, pero ¿hemos perfeccionado a otros para que hagan las mismas cosas?

Yo di una exhortación sobria en una reunión de ancianos. Dije que si el servicio de los ujieres en las reuniones grandes era apropiado, también sería apropiado en las reuniones de distritos. Un problema con el servicio de los ujieres indica que los ujieres en las reuniones grandes no perfeccionaron a los otros santos a servir. Si los ujieres iniciales perfeccionaran a otros santos a servir, habría santos en las reuniones de distritos que se podrían ocupar del servicio de los ujieres. Esto también se aplica a los asuntos prácticos de la iglesia, como también a los asuntos espirituales de la iglesia. Cuando hay pocos santos perfeccionados, todos se contentan simplemente con tener una reunión, aun cuando en dicha reunión no haya mucho suministro.

Debemos humillarnos y aprender a realizar la obra del Señor. La iglesia en Taipéi cuenta con treinta y nueve servidores de tiempo completo y doce ancianos. Si estos hermanos y hermanas están dispuestos a cambiar sus conceptos y a aprender que la mejor manera de laborar es perfeccionar a otros para que sirvan con ellos, las reuniones de distritos no serán débiles ni pobres. Sin embargo, si estos obreros no están dispuestos a cambiar sus conceptos, la iglesia en Taipéi no será edificada.

(Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, capítulo 3, por Witness Lee)