Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, por Witness Lee

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LA SITUACIÓN EN JAPÓN

El primer lugar que visitamos fue Japón. Después que llegamos, me di cuenta de que Japón es un país grande y moderno que tiene una numerosa población y muchos cristianos; sin embargo, la casa de Dios no está allí.

Las tres ciudades más grandes del mundo tienen aproximadamente la misma población. Tokio, Nueva York y Londres tienen cada una entre ocho y diez millones de personas. Si incluimos los suburbios, las áreas metropolitanas de Tokio, Nueva York y Londres tienen una población aún mayor. Aunque había visitado estas ciudades en el pasado, no me había interesado mucho en Tokio. Pero esta vez cuando estuvimos en Tokio, me sorprendió mucho ver que desde la mañana hasta la noche las calles están llenas de autos y de personas. A pesar de que Japón tiene una población muy grande y entre dos mil y tres mil misioneros, Dios no tiene una casa allí.

Mientras estuve allí, este sentir estaba constantemente en mí. Japón tiene tantas personas y tantos cristianos, pero Dios no tiene una casa. Muchos de los buscadores del Señor también sienten que no tienen un hogar. Los creyentes que se reúnen en otros grupos y los santos que estuvieron en nuestras reuniones nos preguntaron adónde debían ir, pues ellos se sentían sin hogar.

Hay grupos de cristianos que fueron establecidos por los creyentes japoneses locales, y hay grupos misioneros que fueron establecidos hace doscientos años por misioneros occidentales. Además de esto, hay de dos mil a tres mil misioneros occidentales que laboran diligentemente en Japón. Sin embargo, lo primero que los creyentes buscadores me preguntaron era adónde debían ir. Algunas veces les pregunté por qué ellos me hacían esa pregunta, y contestaban que no recibían mucho suministro ni ayuda donde se reunían. En otras palabras, no hay pastos donde pueden alimentarse. Ellos no tienen un hogar que pueda darles alimento.

No importa lo que hagan nuestros hijos ni adónde vayan a jugar, en un momento dado ellos dicen que es hora de ir a casa y comer. Hay un lugar donde ellos pueden descansar y disfrutar el alimento cuando tienen hambre y necesitan comer. Sin embargo, muchos santos no pueden decir que tienen un hogar donde pueden comer cuando tienen hambre ni pueden descansar cuando se sienten cansados. Sus necesidades no han sido atendidas.

(Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, capítulo 8, por Witness Lee)