Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, por Witness Lee

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LA IGLESIA NECESITA SER GOBERNADA Y MANEJADA

Todo el que visite Hong Kong puede ver el gobierno y manejo por parte de los funcionarios británicos. Ellos gobiernan y manejan la tierra, el transporte, el tráfico y muchos otros asuntos. Como resultado, muchos lugares que anteriormente eran inaccesibles al público ahora lo son. En algunos lugares donde la tierra era demasiado elevada, ésta ha sido allanada y donde era demasiado baja, ha sido rellenada. Por ejemplo, ellos nivelaron un cerro en la ciudad de Kowloon e hicieron una nueva pista de aterrizaje para el aeropuerto sobre el terreno que ganaron a lo largo de la costa. En el pasado era difícil que los aviones despegaran y aterrizaran en el aeropuerto de Hong Kong, porque el aeropuerto, que está localizado al pie de un cerro, era afectado por los ligeros cambios de clima alrededor de él. El gobierno entonces niveló el cerro en Kowloon y usó la tierra para ganar y desarrollar la tierra a lo largo de la costa. Además, las rocas grandes del cerro fueron usadas para la construcción. La tierra que fue ganada también fue usada para hacer un parque, y se vendieron parcelas a individuos y negocios. Esto benefició a las personas.

Este ejemplo nos muestra que la administración incluye tanto el aspecto de gobernar como de manejar. Los ancianos en una iglesia local no sólo deben gobernar, sino también manejar. Una persona que no gobierna no puede manejar; si no tiene la posición ni la autoridad para gobernar, no podrá manejar las cosas. Sin embargo, alguien que tiene la posición para gobernar debe también manejar. Al parecer, nosotros no tenemos problemas con respecto a gobernar la iglesia, pero sí tenemos problemas con encargarnos de su manejo. Los problemas que tenemos en una iglesia local grande puede ser el resultado de no saber cómo encargarnos de su manejo. Cuando hablamos de perfeccionar a los santos en estos mensajes, estamos recalcando el aspecto del manejo, el cual abarca muchas áreas.

Si queremos que una iglesia local sea edificada, debemos recibir un rico suministro de la palabra y tener una administración apropiada, lo cual incluye el aspecto de gobernar y manejar. Las iglesias bajo nuestra responsabilidad necesitan ser gobernadas y manejadas. Algunas localidades son gobernadas, pero no parecen estar bajo ningún manejo. Por ejemplo, los ancianos deben suplir las carencias que haya en las reuniones. Los ancianos no deben gobernar a los santos mientras que, por otra parte, no se encargan del manejo de las reuniones. A ellos les debe preocupar si a una reunión le falta contenido y no deben permitir que dicha condición débil continúe.

En el pasado Hong Kong era una isla desierta con muchos cerros, valles y muy pocas vías. Era difícil para los aviones despegar, y la tierra y el transporte no era nada conveniente. Entonces Hong Kong fue puesto en manos de la administración británica. Éste es un ejemplo de cómo debemos administrar la iglesia. No debemos exigir que una iglesia simplemente esté bajo el gobierno de los ancianos; el gobierno tiene por finalidad que se lleve a cabo cierto manejo. Un anciano debe administrar una reunión que está bajo su cuidado. Él debe suplir lo que falte y fortalecer lo que esté débil. Nuestra carencia estriba en la administración, no en el gobierno. En una familia los padres no pueden exigirles a los hijos que estén bajo su gobierno y, al mismo tiempo, no administrar de modo que se suplan las necesidades que sus hijos tienen de vestido o alimento. Si los padres no manejan las necesidades de sus hijos, ellos gobiernan sin ejercer el debido manejo.

En circunstancias normales debemos encargarnos del manejo más que gobernar. En las iglesias necesitamos más manejo que gobierno. Debemos reconocer que estamos débiles en el ejercicio del debido manejo. Sin embargo, nuestro problema fundamental es nuestra carencia del suministro que proviene de la palabra. El suministro de la palabra es una gran carencia entre nosotros. Consideremos ahora el aspecto positivo del ministerio de la palabra.

(Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, capítulo 5, por Witness Lee)