Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, por Witness Lee

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LA BIBLIA EMPIEZA Y CONCLUYE MOSTRANDO QUE DIOS ES EL ALIMENTO DEL HOMBRE

La Biblia comienza y termina de la misma manera. La visión de comer y beber a Dios comienza con el árbol de la vida en Génesis y termina con el árbol de la vida al final de Apocalipsis. Al principio de la Biblia Dios es alimento para el hombre, y al final de la Biblia Dios continúa siendo el alimento del hombre. Al final de Apocalipsis tenemos la Nueva Jerusalén. En medio de la calle de la ciudad, hay un río de agua de vida que procede del trono de Dios y del Cordero. A uno y otro lado del río está el árbol de la vida (22:1-2). En la ciudad lo que se ve no es ni la obra ni el celo, sino el tomar a Dios como el fruto del árbol de la vida y como el agua de vida. El resultado de disfrutar a Dios y de permitir que Él fluya por medio de nosotros es la expresión de Dios.

Las dos últimas líneas de Himnos, #119 según el chino dicen: “Soplo a soplo en Ti viviendo, / ¡Que te expreses Tú en mí!”. Dios se expresa por medio de nosotros en la Nueva Jerusalén. No necesitamos hacer nada para Dios; solamente necesitamos disfrutarle. Necesitamos ser llenos y saturados de Dios a fin de que Él pueda fluir de nosotros y expresarse a través de nosotros. Esto es lo que se manifiesta al final de la Biblia, y esto es lo que Dios desea lograr.

En la Nueva Jerusalén los creyentes no laboran con gran celo, ni tampoco toman la determinación de hacer el bien ni se esfuerzan por mejorar su conducta. En el centro de la Nueva Jerusalén está Dios en el trono. Dentro de los creyentes fluye continuamente un río de vida. Ellos también tienen el fruto del árbol de la vida. El Dios glorioso fluye continuamente dentro de Su pueblo y lo abastece. Como resultado, la gloria de Dios se expresa por medio de ellos. En la Nueva Jerusalén no hay labor ni celo. Esto es lo que Dios desea.

(Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, capítulo 2, por Witness Lee)