LA “ESPIRITUALIDAD” HACE QUE
UNA PERSONA SE VUELVA PEREZOSA
Muchos creyentes que tienen un entendimiento de los asuntos espirituales rechazan las cosas de los místicos. El hermano Yu Cheng-hua tradujo algunos de los libros de Madame de Guyón y nos los dio a conocer. Estos libros todavía están siendo leídos entre nosotros. El primer libro que él tradujo era una versión abreviada de la autobiografía de ella. La traducción al chino, titulada Fragrant Myrrh, fue publicada hace veinte años, en 1938. También tradujo A Short and Easy Method of Prayer y un libro escrito por el hermano Lawrence titulado The Practice of the Presence of God. ¿Nos han prestado estos libros alguna verdadera ayuda en los pasados veinte años? Si estudiamos este asunto con seriedad, veremos que el camino de los místicos no tiene futuro.
Las prácticas de los místicos sólo pueden producir un grupo de creyentes especiales. Los creyentes que pudieran haber sido buen material antes de ser “ayudados” por los místicos son dañados, y su progreso se ve estorbado después que empiezan a seguir las prácticas de los místicos. Ellos se vuelven a su ser interior y practican oraciones breves y fáciles. Sé de estas cosas porque he sido testigo de esta situación. Los creyentes que practican estas cosas se pierden en el misticismo, y se ven estorbados y se atrasan en su progreso. A fin de evitar que se produzca un conflicto entre nosotros, no hemos rechazado las cosas de los místicos.
Yo dejé de recibir la enseñanza de Madame de Guyón en 1943. Sin embargo, a fin de distender una crisis entre nosotros, yo hablé conforme a sus escritos. No me opuse a la situación; así que, por la misericordia del Señor, algunos santos fueron recobrados.
Varios de los santos que están aquí son de Shanghái. Si examinan nuestro pasado, ellos entenderán de lo que estoy hablando. Yo fui a Shanghái para distender una crisis. Un aspecto de la crisis estaba relacionado con las enseñanzas de los místicos. No niego que debemos volvernos a nuestro hombre interior. Esta enseñanza de los místicos tiene su valor. Sin embargo, corremos el riesgo de tener problemas si continuamente nos volvemos a nuestro ser interior. Así que, en lugar de oponerme a la práctica de tocar nuestro sentir interior, guié a los santos a predicar el evangelio y empezar nuevas reuniones. Esto fue una salvación y una liberación. Después de haber estado en Shanghái por más de un año, la atmósfera cambió. Animo a todos a que prediquen el evangelio y empiecen nuevas reuniones en lugar de volverse continuamente a su ser interior.
Cuando el hermano Nee reanudó su ministerio, me dijo que muchas de las cosas de Madame de Guyón no debieran haber sido introducidas. Repetir el error de los místicos produce una espiritualidad manufacturada o artificial. Tal espiritualidad a menudo se vuelve en libertad personal y conduce a la pereza espiritual. Por ejemplo, los que supuestamente son creyentes espirituales pueden decir que aunque miles de personas se vayan al infierno, ellos deben procurar conocer el sentir interior. Asimismo tienen que procurar conocer su sentir interior aun si las iglesias están desoladas. Volvernos a nuestro ser interior es un eufemismo; en realidad, es una señal de pereza e indica que no tenemos una carga. Alguien que tiene una carga no declara continuamente que tiene que volverse a su ser interior para discernir su sentir interior. Solamente una madre a la que no le importan sus hijos diría que tiene que conservar su propia limpieza a costa de sus hijos. Una madre que verdaderamente sienta carga por sus hijos los atenderá.
Les ruego que no me malinterpreten. Es difícil encontrar a un hermano entre los obreros que sea tan puro, consagrado y fiel como lo era el hermano Yu. Sin embargo, si siguiéramos el camino que él introdujo, no tendríamos futuro.
(Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, El, capítulo 9, por Witness Lee)