LA VIDA ES LA META
DE LA CREACIÓN Y DE LA REDENCIÓN
Toda la Biblia muestra que la vida es la meta. La vida es la meta de la creación en el Antiguo Testamento y también es la meta de la redención en el Nuevo Testamento. El propósito de la creación de Dios es introducir al hombre en la vida; asimismo, el propósito de la redención de Dios es introducir al hombre en la vida. Los cristianos tenemos a Cristo como nuestra vida (Col. 3:4). Él está en nosotros para salvarnos y ser nuestra vida. Esta vida es Cristo mismo, el cual es Dios mismo. Esta vida nos llevará a la eternidad, lo cual significa que aun en la eternidad todo se relacionará con la vida.
Apocalipsis muestra que en la eternidad tendremos contacto con el río de agua de vida y con el árbol de la vida. El río de agua de vida sale del trono de Dios y del Cordero, y a uno y otro lado del río está el árbol de la vida (22:1-2). En la eternidad contactaremos y veremos la vida. El río de agua de vida y el árbol de la vida pueden compararse a un cable eléctrico. A un extremo del cable está la central eléctrica, o sea Dios, y al otro extremo se halla el foco, o sea el hombre, y entre ambos fluye la corriente. El foco y la central eléctrica son uno en virtud de la corriente de la electricidad. Todos los creyentes están conectados a Dios mediante la vida; así pues, los creyentes y Dios son uno en Su vida. En otras palabras, así como la vida está en Dios, la vida está también en nosotros.
(Conocer la vida y la iglesia, capítulo 1, por Witness Lee)