Conocer la vida y la iglesia, por Witness Lee

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NOTAS ADICIONALES EXTRAÍDAS DE LA REUNIÓN DE LOS OBREROS

Debemos considerar la condición de cada iglesia local, poniendo todos los problemas de las iglesias delante del Señor y estudiándolos juntos. Esto nos ayudará a descubrir las dificultades que existen en cada localidad y entre los servidores. Tenemos que considerar estos asuntos cruciales en cada localidad para poder ver sus dificultades y deficiencias. También necesitamos ver las dificultades que algunos individuos introducen en el servicio de la iglesia.

Cuatro asuntos cruciales que requieren nuestra atención en el servicio de la iglesia

Con respecto a nuestro servicio en la iglesia, debemos prestar atención a los cuatro asuntos siguientes. Primero, no deberíamos desatender el evangelio. Segundo, debemos fortalecer la obra de ser perfeccionados en la verdad y en nuestro conocimiento de la verdad. Tercero, debemos experimentar la vida divina. Una vez que una persona es salva e introducida en la iglesia, deberíamos de inmediato ayudarle a conocer la verdad y a experimentar la vida divina. Cuarto, también debemos ayudarle a que aprenda a servir. Estos son cuatro asuntos necesarios.

Algunas iglesias no son tan fuertes, ni muy ricas ni competentes, y no pueden tomar cuidado de estos cuatro asuntos al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando recién se establece una iglesia local, ella da énfasis principalmente a la predicación del evangelio. Puede ser que también tome en consideración el ayudar a los santos en los asuntos de conocer la verdad, experimentar la vida divina y aprender a servir, pero el énfasis primario recae en predicar el evangelio. Durante los últimos años, los santos en la iglesia en Taipéi hacían más énfasis en predicar el evangelio, pero ahora le ponen más atención a la búsqueda de la vida divina. Hablando con propiedad, es mejor enfatizar estos cuatro asuntos al mismo tiempo.

Bajo circunstancias normales, después que la iglesia enfatice la predicación del evangelio, los santos deberían ser guiados a estudiar la Palabra, perfeccionar a los creyentes nuevos, ir en procura de la vida y entrar en algún servicio de la iglesia. En ocasiones, la iglesia está muy escasa y no puede tomar cuidado de todo, pero aun así no deberíamos centrarnos en una sola cosa, como predicar el evangelio, y desatender los asuntos de la verdad, la vida y el servicio. Hacer esto no es muy bueno ni apropiado. Aun si no somos muy fuertes ni ricos, deberíamos aprender a ayudar y guiar a los santos en todos estos aspectos. Tomemos como ejemplo la iglesia en Taipéi. El año pasado se hizo mucho énfasis en la búsqueda de la vida divina. Sin embargo, no deberíamos pensar que podemos desatender el evangelio porque hacemos énfasis en tal búsqueda. Aunque no seamos aptos para enfocarnos en todas las cuatro cosas al mismo tiempo, aún debemos hacer todo lo posible por tomar cuidado de cada aspecto, al hacer un esfuerzo por buscar la dirección del Señor y por tomar decisiones prácticas.

Si la iglesia decide predicar el evangelio, los santos deberían estudiar cómo predicar el evangelio y cómo conducir a las personas a recibir al Señor. Deben tomar en cuenta a quiénes les predican el evangelio. Por ejemplo, necesitan estudiar y considerar la predicación del evangelio entre la familia, en el recinto universitario, o en la fábrica o entre los jóvenes. Sólo después de haber estudiado e indagado podemos saber a quienes les deberíamos predicar y cómo deberíamos hacerlo. Al mismo tiempo, necesitamos estudiar cómo coordinan con los hermanos y hermanas. Por ejemplo, ¿quién debería dirigir los cánticos, quién debería dar el mensaje en la reunión del evangelio, cómo deberíamos preparar los tratados evangélicos y quién debería hacerse cargo del transporte y de la reunión del evangelio? Necesitamos considerar estos asuntos.

Cuando la iglesia quiere predicar el evangelio, no podemos esperar que venga gente si nos dormimos plácidamente en la casa y luego de pronto nos levantamos y declaramos algunos eslóganes. Tenemos que considerar todo en detalle y prepararlo todo debidamente en orden para ir por buen camino y producir resultados. Tenemos que estudiar cuidadosamente cuáles tratados se deben usar y cuáles himnos debemos cantar. Esto es lo que significa hacer la obra del Señor. Tenemos que ser así en la obra del evangelio, y también tenemos que ser así al perfeccionar a los santos en la verdad. Tenemos que dar un paso a la vez para ayudar a los santos a conocer las verdades básicas, y luego poco a poco debemos hacer que ellos profundicen más y más en la verdad, al igual que las escuelas siguen un plan de estudio.

No es posible predicar una verdad si no nos hemos preparado, tampoco desarrollaremos tal capacidad si nos dormimos plácidamente en casa. Podemos liberar una verdad sólo después de haber estudiado la Palabra, recopilado algunos libros espirituales y organizado lógicamente nuestras ideas a fin de delinear las diversas secciones. Esto requiere de mucha labor.

Una vez estaba teniendo comunión con un hermano sobre el asunto del servicio, y le dije: “Debe de haber ciertos procedimientos en el servicio de su localidad. No deberíamos ser como afirma un proverbio chino que dice: ‘Hay que vendar la cabeza sólo cuando duela, y hay que vendar el pie sólo cuando duele’”. Esto no funcionará. Deberíamos servir como si fuésemos doctores. Cuando nos viene un paciente, deberíamos examinar todo su cuerpo para llegar a un diagnóstico, y luego tratar su dolencia paso a paso. Al mismo tiempo, deberíamos estimar cuánto tiempo tomará tratar la dolencia. De igual modo, para establecer una escuela hay que seguir ciertos procedimientos, así sea una escuela secundaria o una universidad. Cuando administramos la iglesia, deberíamos ser como un cuidadoso jardinero metódico. Incluso cuando invitamos a otros a comer, deberíamos seguir un orden particular al servir la comida. Tenemos que ser así aún más en la obra del Señor.

Ningún obrero debería dormir plácidamente en su casa todos los días; un buen obrero y uno que lleva bien su responsabilidad debe ser una persona que estudia todos los días. En una ocasión vino un hermano a Taipéi y, después de observarnos, dijo: “Cada vez que vengo, veo algún cambio en la manera que toman”. Al hacer la obra del Señor y al servir al Señor, tenemos que tener una actitud de estudiar y de mejorar. Si no practicamos esto y sólo copiamos a otros, nuestra obra no será efectiva. Podemos tomar como referencia la obra de otros, pero sus obras no pueden reemplazar nuestra propia labor.

En la primavera de 1934, cuando comenzaba a aprender a llevar a cabo la obra del Señor, varios hermanos también comenzaron a servir al Señor. Ninguno de nosotros dormía plácidamente en casa; en vez de ello, hacíamos todo lo posible por estudiar y laborar todos los días. Cualquiera que labore para el Señor y pueda dormir plácidamente todos los días, no será una persona útil, y la obra del Señor sufrirá una gran pérdida.

Todos necesitamos ver la importancia de estas cuatro cosas: el evangelio, la verdad, la vida y el servicio. Esta palabra no está dirigida a una iglesia en particular. Todas las iglesias deben estudiar estos asuntos, para que vayan rumbo a predicar el evangelio, perfeccionar a los santos en la verdad, avanzar en la experiencia de la vida divina y llevar a cabo el servicio. Mediante la predicación del evangelio en la iglesia en Taipéi, se ha introducido gente en la iglesia en grupos de trescientos a quinientos. Sin embargo, todavía hay mucho que aprender en torno a la manera de guiar y fortalecer a los santos en la verdad, la vida y el servicio. Cada uno de estos asuntos —el evangelio, la verdad, la vida y el servicio— es de importancia crucial, y cada uno debe llevarse a cabo. Si podemos llevar a cabo estos cuatro asuntos cruciales, entonces la iglesia tendrá un firme fundamento después de cuatro o cinco años. No importa hacia dónde vayamos en el futuro, deberíamos hacer más que simplemente predicar el evangelio. Deberíamos también tener un firme fundamento en la verdad y en la búsqueda de la vida divina. Luego, de manera espontánea, nuestro servicio tendrá peso. Necesitamos llevar estas cuatro cosas a nuestra localidad y tratar de practicarlas y llevarlas a cabo. Deberíamos tener la actitud de un alpinista que avanza por la montaña sin cansarse, y no deberíamos dormir plácidamente y estar cómodos. Finalmente, debemos ignorar toda dificultad y seguir adelante sin temor.

(Conocer la vida y la iglesia, capítulo 9, por Witness Lee)