SATANÁS CAUSA DAÑOS
AL HACER QUE EL HOMBRE SE ALEJARA DE LA VIDA
Puesto que la meta de la creación realizada por Dios es la vida y Dios desea que Su creación obtenga la vida, Satanás, Su adversario, intervino para causar daño y dificultades a este asunto de la vida. En el universo Satanás, el maligno, se opone a Dios, obstruye a Dios y daña el plan de Dios. Satanás siempre trata de dañar el asunto más crucial y poner en peligro el lugar de mayor importancia. Por consiguiente, cuando Dios puso al hombre frente al árbol de la vida, Satanás intervino para seducir al hombre alejándolo de la vida y llevándolo hacia otra meta: el árbol del conocimiento del bien y del mal. La meta de Dios es la vida, pero Satanás hizo que el hombre le prestara atención al bien y al mal. Satanás interrumpió el plan de Dios y alejó al hombre de la meta de Dios. Como resultado de ello, el hombre cayó en el ardid de Satanás y no prestó atención a la meta de Dios. En vez de ello, prestó atención a la meta en la cual se basaba la tentación de Satanás. Por consiguiente, el hombre no tuvo contacto con el árbol de la vida, sino que comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal (3:1-7). Dios está interesado en la vida, pero la tentación de Satanás lleva al hombre hacia la meta del bien y del mal. A partir de entonces, la meta para el hombre ante Dios cambió. Desde ese tiempo, el hombre perdió su camino delante de Dios.
Dios presta atención a la vida, pero Satanás se centra en el bien y el mal. Desde que el hombre fue tentado y cayó, solamente ha prestado atención al asunto del bien y del mal. Puesto que a éste sólo le preocupaban el bien y el mal, Dios se vio obligado a darle la ley. Dios usa la ley para examinar y probar al hombre, de modo que éste se dé cuenta de que no puede hacer nada. Dios dio la ley para poner al hombre al descubierto (Ro. 7:7), y aun cuando el hombre tiene el firme deseo de guardar la ley, él falla totalmente. Aunque sabe que debería renunciar al mal y hacer el bien, él no tiene la capacidad ni los medios para hacer el bien (vs. 18-19). Todo lo que él puede hacer es inclinar su cabeza ante la ley y admitir su inutilidad para hacer el bien.
(Conocer la vida y la iglesia, capítulo 1, por Witness Lee)