Iglesia como el Cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

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CRISTO ES LA MEZCLA DE DIOS CON EL HOMBRE Y DEL HOMBRE CON DIOS

Las iglesias en todo Taiwán necesitan tener este entendimiento a fin de que las numerosas dificultades que tenemos puedan ser resueltas. Podemos decir que nuestro viaje ha llegado a un punto en el que hay numerosas dificultades que ningún método puede resolver. Si somos conducidos al punto de ver la iglesia, el hecho de que veamos hará posible que seamos liberados. Esta comprensión resolverá muchos de nuestros problemas insolubles.

La iglesia es el agrandamiento de Cristo; el Cristo agrandado es la iglesia. ¿Cuál es el significado de Cristo? Consideremos el significado de Cristo según la realidad espiritual y no según la teología. Desde Adán hasta Cristo, un periodo de aproximadamente cuatro mil años, Dios era Dios y el hombre era el hombre. Esto no se debe a la caída del hombre ni al hecho de que él hubiera pecado contra Dios. Dios y el hombre no estaban unidos. Durante esos cuatro mil años ningún hombre se mezcló con Dios.

Cuatro mil años después de la creación, un hombre nació en Belén; éste hombre fue llamado Jesús y también fue llamado Emanuel. Él era la mezcla de Dios y el hombre; Él era Dios mezclado con el hombre. En esta persona estaba el hombre y también estaba Dios. Este hombre era “Emanuel”, pues era Dios y a la vez hombre, y hombre y a la vez Dios. Desde entonces, una persona con dos naturalezas estaba presente en el universo. Él era la mezcla del Creador con la criatura y de una criatura con el Creador. Ésta es la historia de la encarnación en Belén. Éste fue el acontecimiento más maravilloso del universo: lo increado se mezcló con lo creado, lo intangible con lo tangible, lo invisible con lo visible, lo celestial con lo terrenal, lo eterno con lo temporal y lo infinito con lo finito. Éste fue el acontecimiento más grande del universo; ésta es la historia de Belén.

Un acontecimiento extraordinario ocurrió en Belén: no sólo nació el Salvador llamado Jesús, sino que también llegó a existir una persona con dos naturalezas llamada Emanuel, Dios con nosotros. Debemos prestar atención al hecho de que Jesús fue el nombre que le dio el esposo de María, según las instrucciones del ángel (Mt. 1:21), mientras que Emanuel fue el nombre por el cual los hombres le llamaron (v. 23). Cuando las personas lo conocían, decían: “Oh, éste es Dios y el hombre juntos; es Dios con el hombre”. Estas palabras se cumplieron por primera vez en Mateo 16, donde Pedro, después de que sus ojos fueron abiertos, le dijo al Señor: “Tú eres [...] el Hijo del Dios viviente” (v. 16). El hecho de que Pedro llamara al Señor el Hijo de Dios equivalía a llamarlo el Señor Emanuel. Puesto que sus ojos fueron abiertos, Pedro vio que el Señor no era simplemente el Hijo del Hombre, sino también el Hijo de Dios. Pedro reconoció esta mezcla universal de Dios y el hombre. Este aspecto del significado de Cristo es el principio de la encarnación, de la mezcla de Dios con el hombre. Los Evangelios tendrían más significado para nosotros si los leyéramos desde esta perspectiva. El relato de los Evangelios nos muestra a Dios mezclado con el hombre.

En los Evangelios encontramos otro gran principio. Vemos allí a un hombre perfecto, quien tenía una voluntad firme, abundancia de sentimientos, una lógica clara y riqueza de pensamientos. Durante cuatro mil años la humanidad nunca había llegado a ver a un hombre como Él. Él era un hombre inteligente, sabio y amoroso, quien era verdaderamente hombre y completamente hombre, un hombre noble, superior a todos los hombres. Este hombre siempre escogió a Dios por Su propia voluntad y estaba complemente mezclado con Dios. Su encarnación era Dios mismo mezclado con el hombre; y Su vivir en la tierra era el hombre mezclado con Dios. Su parte emotiva amaba a Dios, Su mente se interesaba en los intereses de Dios, y Su voluntad estaba del lado de Dios, escogía a Dios y deseaba a Dios.

Esta encantadora persona siempre conservaba Su persona en Dios. En Juan 14 Él dijo: “Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que permanece en Mí, Él hace Sus obras” (v. 10). Esto revela que Él estaba completamente mezclado con Dios, y que Dios estaba mezclado con Él. Los cuatro Evangelios nos describen el vivir de este Señor Jesús. En este vivir vemos a Dios mezclado con el hombre, y al hombre mezclado con Dios. En el vivir de este nazareno, Jesús, vemos al hombre viviendo en la tierra y también a Dios viviendo en la tierra. Cuando Él hacía algo, Dios actuaba y también el hombre actuaba. Él y Dios, Dios y Él, estaban mezclados al punto de ser inseparables; éste es el significado de Cristo. Es una herejía decir que Cristo era simplemente Dios, y también es una herejía decir que Cristo era simplemente hombre. Así pues, los Evangelios nos muestran una historia única. Es menester que el Señor abra nuestros ojos para que veamos esto. Esta historia única nos muestra que en el universo hay una persona con dos naturalezas, quien es la mezcla de Dios con el hombre y del hombre con Dios; éste es Cristo.

(Iglesia como el Cuerpo de Cristo, La, capítulo 3, por Witness Lee)