EL CRISTO AGRANDADO Y LA IGLESIA GLORIOSA
Únicamente lo que haya sido derribado y edificado como la mezcla de Dios y el hombre es la iglesia, y es contra esto que las puertas del Hades no pueden prevalecer. Únicamente esto exhibe la autoridad de Dios y la imagen de Dios. Éste es el Cristo agrandado, el agrandamiento de la mezcla de Dios y el hombre. Cuando las personas tienen contacto con esto, perciben algo que es tanto Dios como hombre. Cuando las personas tienen contacto con la edificación de Dios, no sólo perciben a Cristo y a Dios, sino también a todos los que aman a Dios, incluyendo a Pablo y a Pedro. Esto es algo maravilloso y especial; ésta es la consumación del hombre que fue creado en Génesis 1. Podemos ver la plena consumación de esto en la Nueva Jerusalén en la eternidad. En la Nueva Jerusalén todo lo que es del hombre será derribado y quebrantado por Dios, y todo lo que es de Dios será forjado en el hombre. De este modo, Dios podrá resplandecer con Su esplendor por medio del hombre.
Aunque el oro es una sustancia sumamente preciosa en el mundo, el “oro” que tenemos hoy en día no es transparente (Ap. 21:18, 21). Sin embargo, un día este “oro” será transparente, y Dios podrá resplandecer a través de él. El Señor dijo: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18). En ese día el edificio estará terminado; esto será la compleción de la edificación mencionada en Mateo 16. Cuando el edificio esté terminado, se manifestará la Nueva Jerusalén. Hebreos 11 dice que la edificación aún se está llevando a cabo (cfr. v. 16). Efesios 2:20-22 nos muestra este edificio en pequeña escala; sin embargo, en el futuro dicho edificio será agrandado hasta convertirse en una ciudad.
Por favor, recuerden que la iglesia no es sólo cuestión de no tener un nombre ni de tener una posición o postura adecuada; la iglesia tampoco tiene que ver con lo que creemos ni con el hecho de si somos o no una organización. La iglesia es un grupo de personas que permiten que Dios se mezcle con ellas, y que están mezcladas con Dios. Éste era el caso con respecto a los primeros apóstoles. Ellos eran auténticos galileos, pero al mismo tiempo eran verdaderamente uno con el Dios de los cielos; ellos tenían el aspecto de los galileos, pero además de ello tenían la expresión del Dios de los cielos. La gloria del Dios de los cielos se expresaba en estas personas incultas y comunes. Las personas incultas y comunes seguían viviendo, pero la gloria del Dios de los cielos también se expresaba. Esto es la iglesia. La ignorancia desapareció, y las personas comunes fueron quebrantadas. Ahora un Dios glorioso y excelente se hallaba mezclado con estas personas comunes, y por medio de ellas resplandecía y se expresaba. La iglesia poseía la autoridad y la imagen de Dios. Si ésta fuese nuestra condición, todos los problemas en la iglesia desaparecerían; no tendríamos el problema de que algunos hablan mucho y otros son silenciosos, de que algunos son abiertos y otros cerrados, o de que algunos son rápidos para actuar y otros lentos. Todos estos problemas desaparecerían.
Todo lo que sea compatible de una manera natural no es el Cuerpo ni se ajusta al principio del Cuerpo. Los creyentes no manifestarán el principio del Cuerpo si se llevan bien con otros simplemente porque comparten los mismos gustos. Algunos podrían argumentar, diciendo: “No, todos ellos cantan con el mismo ritmo. Cuando un hermano canta, otro hermano se une a él; cuando uno comparte, el otro dice amén. Ellos están en una maravillosa armonía”. Si embargo, esto no expresa el Cuerpo; de hecho, esto puede corresponder más al principio de la carne que al principio del Cuerpo. Según el principio del Cuerpo, nuestra persona es quebrantada, derrotada, derribada por Dios, y nosotros le damos a Dios la oportunidad de que se mezcle con nosotros y brille desde nuestro interior. Esto es Cristo mismo quien ha vuelto a nacer en el mundo; es Cristo que se ha multiplicado entre nosotros; esto es la iglesia, el agrandamiento de Cristo. Siempre que esto sea puesto en práctica, siempre que esto esté presente, allí estará la expresión de la iglesia sobre la tierra: una iglesia que es real, práctica, presente y poderosa. De este modo, la iglesia, que tiene autoridad e imagen, será una realidad.
(
Iglesia como el Cuerpo de Cristo, La, capítulo 3, por Witness Lee)