LLEVAR LA CARGA JUNTOS EN EL CUERPO
Si nos ejercitamos en tener conciencia del Cuerpo, sucederá algo muy positivo. Un miembro que esté pasando por una situación difícil no podrá llevar su carga solo, sino que otros miembros llevarán la carga junto con él. Ya no oraremos por alguien simplemente porque nos lo haya pedido, sino que más bien oraremos motivados por la carga que hay en el Cuerpo. Algunas veces la oración de una persona no es suficiente y se necesita verdaderamente la oración del Cuerpo; sin embargo, esta oración sigue siendo espontánea. Por ejemplo, una persona que tiene conciencia del Cuerpo puede percibir que cierto hermano tiene una dificultad y que cierta hermana está llevando una carga pesada. La sensación de la dificultad de dicho hermano le es comunicada a él, y la sensación de opresión de la hermana, también le es añadida a su espíritu. Así que él comparte el mismo sentimiento del hermano y de la hermana. Este sentimiento lo presiona y lo obliga a acudir al Señor y a orar por el hermano y la hermana. Esta intercesión es una intercesión que proviene del sentir que tiene el Cuerpo. En el Cuerpo existe tal cosa que indica si somos débiles o fuertes interiormente, así como también el grado de preocupación que sentimos por los hijos de Dios, los miembros de Cristo.
Si nos examinamos a nosotros mismos desde esta perspectiva, debemos reconocer que nuestro servicio es débil por cuanto la conciencia que tenemos del Cuerpo es débil y deficiente. Es posible ver a un hermano que está bajo mucha presión, y que los demás hermanos que viven con él no tengan el sentir de estar presionados. Es posible que una hermana no sea capaz de salir de una crisis, y ninguna de las hermanas que viven con ella tengan el mismo sentir. Eso indica que no somos normales en el Cuerpo; que aún no hemos tocado la realidad del Cuerpo. Esto muestra que entre nosotros todavía no tenemos una medida suficiente del elemento del Cuerpo, y que cuando estamos juntos no vivimos en Cristo lo suficiente. Es por ello que aunque vivimos con otros hermanos, no estemos conscientes de las cargas que ellos llevan. Quizás un hermano esté ayunando debido a una crisis espiritual, y los demás hermanos puedan comer tranquilamente. Esta situación es anormal. Esto muestra que hay un verdadero problema, una gran carencia, entre nosotros. No podemos estar a la par con el sentir del Cuerpo; es decir, nos falta el sentir del Cuerpo.
Si nuestra condición es la apropiada, deberíamos sentirnos muy turbados y oprimidos cuando un hermano que sirve con nosotros es incapaz de salir de una crisis o de resolver cierto problema espiritual. Si un miembro sufre, los demás miembros deben sufrir con él. Si él está sufriendo y nosotros no sufrimos, hay un problema con relación a nosotros. Si nuestra condición es normal, mientras él sufra, nosotros también sufriremos; si él tiene una carga, nosotros también sentiremos esa carga; y si él está atravesando por una crisis, nosotros también estaremos en crisis. Una vez que él haya superado su crisis y su espíritu haya sido liberado, nuestro espíritu se sentirá liberado; y cuando él se sienta contento, también nosotros nos sentiremos contentos. Tendremos el mismo sentir. Esto es el Cuerpo. No es posible que el pie se sienta cómodo mientras la mano sufre; esto jamás sucedería. Cuando un miembro del Cuerpo sufre, todos los demás miembros se sienten incómodos. Lo mismo debe suceder cuando servimos juntos. Cuando una persona experimenta una dificultad, todos los demás deben sentir lo mismo; y cuando una persona se goza, todos los demás también se gozan. Ésta es la condición normal.
Si alguien me golpea la mano, los demás miembros de mi cuerpo lo sentirán. Si ellos no pueden sentirlo, algo anda mal en mi cuerpo. Muchas veces cuando algo anda mal entre nosotros, lo único que nos interesa es lo nuestro, pues amamos nuestra obra particular, conservamos nuestros vínculos con el mundo y toleramos los pecados que hay en nosotros. Debido a que lo único que nos interesa es lo nuestro, nuestro sentir espiritual interno es suprimido, y aunque tuviésemos algún sentir, lo ignoramos. A menudo ignoramos el sentir del Cuerpo cuando éste viene a nosotros, y a fuerza lo suprimimos, debido a que estamos ocupados con nuestros propios asuntos. Esta condición es completamente anormal.
No debiéramos pensar que nuestra condición es normal simplemente porque no discutimos mucho. Es posible que en el aspecto positivo todavía tengamos muchas carencias y deficiencias. Muchos santos entre nosotros están pasando por grandes apuros, y aquellos que sirven con ellos no se compadezcan en lo más mínimo de ellos, ni ninguno les ayuda a llevar su carga. No oramos mucho por ellos, y cuando lo hacemos, nuestras oraciones son superficiales. No tocamos su carga, ni tampoco sentimos ningún dolor en nuestro interior. No tenemos el sentir de estar turbados u oprimidos. Esto demuestra que nuestro sentir de estar en el Cuerpo no es adecuado y que aún permanecemos en nosotros mismos.
(
Iglesia como el Cuerpo de Cristo, La, capítulo 17, por Witness Lee)