Llevar fruto que permanece, tomo 2, por Witness Lee

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DIOS CREÓ AL HOMBRE CON UNA NATURALEZA QUE DESEA CONGREGARSE

Las reuniones de hogar responden al anhelo que está en el hombre, pero al mismo tiempo éstas son contrarias a los hábitos, costumbres y tradiciones del hombre. Por un lado, el hombre tiene un deseo en su interior, pero, por otro, pocos están dispuestos a pagar el precio para satisfacer este deseo de forma práctica. El hombre fue creado por Dios y desea reunirse con sus semejantes. Esta naturaleza es una necesidad innata en él. Si alguien fuese enviado a vivir en una montaña, aunque se fuera allí con toda su familia, seguiría sintiéndose solo y necesitado. Esto se debe a que aunque se tiene a sí mismo y su familia, aún no ha satisfecho la necesidad que tiene por naturaleza de reunirse con otros, la cual Dios puso en él en el momento de crearlo. Por naturaleza al hombre le gusta reunirse con sus semejantes.

Los sociólogos, como resultado de su investigación, afirman que el hombre necesita la compañía de otros. Hace setenta años hubo una asociación juvenil cristiana que hizo hincapié en tres aspectos de la educación: el aspecto moral, el aspecto intelectual y el aspecto físico. La moralidad se refiere a la ética, el intelecto implica la sabiduría y la educación física es para el cuerpo. Según la Biblia, el cuerpo es la parte externa del hombre, el alma es donde reside el razonamiento y el intelecto, y el espíritu es la parte más noble donde se halla la moralidad. Sin embargo, en menos de diez años, aquella asociación juvenil cambió su lema, diciendo que la educación debía incluir cuatro aspectos: el aspecto moral, el intelectual, el físico y el social. En lugar de hablar de tres aspectos, dijeron que la educación debía incluir estos cuatro aspectos. Ellos se dieron cuenta de que en la sociedad humana existe tal necesidad que podemos llamar “la necesidad de congregarse”.

La lección 14 del segundo tomo de Lecciones de vida trata sobre las reuniones. En particular habla de la naturaleza humana y de su característica particular de congregarse. El hombre tiene una naturaleza social. Él no es como los lobos sino como las ovejas, las cuales siempre andan juntas. Es raro ver una oveja que viva sola. En cambio, un lobo es diferente, pues a menudo se halla solo. Para usar otro ejemplo, el hombre no es como las mariposas, sino como las abejas, las cuales por instinto vuelan juntas. En el momento en que un cristiano es salvo, la nueva vida que entra en él enriquece la vida humana que originalmente fue creada a la imagen de Dios. El intelecto del hombre, la característica moral y la buena naturaleza fueron creadas por Dios conforme a lo que Él mismo es. Así, el hombre es la forma externa, y Dios es el contenido interno. Una persona que no es salva no solamente tiene la imagen de Dios, sino que además tiene la necesidad de ser moral e intelectual, de hacer ejercicio físico y de reunirse con otros. Sin embargo, su vida humana no puede satisfacer plenamente todas estas necesidades. Es por ello que las personas van en la dirección equivocada en busca de satisfacción.

Hoy en nuestra sociedad abundan las actividades sociales. Prácticamente todas las formas de entretenimiento requieren de la participación de más de una persona. Un hombre a solas no puede entretenerse a sí mismo. Por ejemplo, para bailar se requiere la participación de un grupo de personas. Uno no puede bailar solo por mucho tiempo. Otras actividades son los juegos de pelota, los diferentes deportes, conciertos y clubes. Por consiguiente, debemos saber que el instinto de reunirse también puede conducir a toda clase de males.

Después que somos salvos, no sólo somos rescatados del pecado, sino mayormente de la condición inapropiada de nuestra naturaleza humana. Hay amor y afecto en nuestra naturaleza humana, pero si demostramos el amor y el afecto de manera inapropiada o impropia, vendrán a ser pecaminosas. Cuando demostramos estas cosas de la manera apropiada, no son pecaminosas. Asimismo, no hay nada de malo con comer y beber; al contrario, ¿cómo podría alguien sobrevivir sin comer y sin beber? Sin embargo, cuando un hombre se excede en el comer y el beber, hace que el comer y el beber sean pecaminosos. Eso es lo que la gente llama “comer, beber, estar de juerga y apostar”. Comer y beber son cosas esenciales para la vida humana y no tienen nada de malo; sin embargo, la clave es poner las necesidades en su lugar. Si las ponemos en el lugar correcto, son apropiadas; si las ponemos en el lugar equivocado, son pecaminosas. Como seres humanos que somos, tenemos la necesidad de amar y de reunirnos, pero tales necesidades tienen su lugar; de lo contrario, tanto el amor como el hecho de congregarnos producirán el elemento del pecado. Si tomamos en cuenta los crímenes cometidos en la sociedad en general, veremos que la mayoría de ellos se desprenden de estas dos necesidades: la necesidad de amar y la necesidad de congregarnos unos con otros. Todos los padres saben que no deben permitir que sus hijos se relacionen con niños groseros. Si les permiten andar con ellos, surgirán muchos problemas.

(Llevar fruto que permanece, tomo 2, capítulo 2, por Witness Lee)