Llevar fruto que permanece, tomo 2, por Witness Lee

Más extractos de este título...

NUESTRA OBRA ES EL MINISTERIO DEL ESPÍRITU

En 2 Corintios 3:8 se nos habla acerca del ministerio del Espíritu. La palabra ministros, en plural, se refiere a los muchos ministros, mientras que la palabra ministerio se refiere al único ministerio. Ministros se refiere a las personas y ministerio se refiere a la obra que ellas realizan. Nosotros, los ministros, somos personas del Espíritu. Sin embargo, nuestra obra no es simplemente una obra del Espíritu; antes bien, ella es el ministerio del Espíritu. Hay una diferencia entre tener un elemento de algo y ser algo. Decir que algo tiene oro indica que tiene cierta medida de oro, pero decir que es el oro mismo significa que el objeto es enteramente de oro. Por ejemplo, una cadena dorada puede ser enteramente de oro, y no simplemente tener un baño de oro. Hoy nuestra obra es el Espíritu. La Biblia primeramente nos dice que la palabra es espíritu (Jn. 6:63). Luego en Efesios 6:17, Pablo declara esto pero invirtiendo el orden, es decir, dice que el Espíritu es la palabra de Dios. Los traductores de la Biblia han polemizado en torno a este versículo, el cual habla de la espada del Espíritu. La mayoría de las personas entiende que la espada del Espíritu es la palabra de Dios; es decir, que la palabra es la espada. Pero según la gramática griega, el Espíritu es la palabra, y no la espada.

No debemos decir simplemente que la obra que realizamos hoy es una obra espiritual. Al contrario, la obra que realizamos hoy es el Espíritu mismo. El Señor Jesús fue el primero en el Nuevo Testamento en decir: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). Según este principio, también podemos afirmar que la obra que el Señor nos ha dado es espíritu. La obra, el ministerio, del nuevo pacto es un ministerio del Espíritu, no simplemente un ministerio espiritual. En griego, frases como el ministerio del Espíritu están compuestas por palabras que están en aposición. Así como el amor de Dios significa que Dios y el amor son una misma cosa, y la vida de Dios significa que Dios y la vida son lo mismo, el ministerio del Espíritu significa que el Espíritu y el ministerio son uno solo. La obra que vamos a realizar no es simplemente una obra espiritual, sino también una obra que es el Espíritu mismo. El Señor dijo: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha”. También podemos decir que la doctrina para nada aprovecha; solamente el Espíritu es el que da vida. Si las palabras que hablamos son espíritu, éstas darán vida. Por lo tanto, todas las revelaciones del Nuevo Testamento exigen que nosotros lleguemos a ser espíritu. Cuando lleguemos a ser personas que están llenas del Espíritu, las palabras que hablemos serán espíritu, y la obra que hagamos también será espíritu. Entonces nuestro ministerio no simplemente será espiritual, sino que será espíritu.

(Llevar fruto que permanece, tomo 2, capítulo 7, por Witness Lee)