SI LAS REUNIONES DE HOGAR RESULTAN EXITOSAS
EL RECOBRO DEL SEÑOR TENDRÁ
UN FUTURO DE ILIMITADAS POSIBILIDADES
Debemos ver que practicar las reuniones de hogar no es un asunto insignificante. Si las reuniones de hogar no se conducen de la manera apropiada, el recobro del Señor estará acabado, y definitivamente no podremos avanzar. En el recobro del Señor, lo que determinará si los nuevos creyentes permanecerán es qué tan bien conduzcamos las reuniones de hogar. Si las reuniones de hogar son exitosas, las personas permanecerán, pero si no lo son, todo será un fracaso. Cuando vinimos a Taiwán por primera vez, nos preocupamos mucho por las pequeñas reuniones de grupo y no tanto por las reuniones grandes. Como resultado, obtuvimos un gran incremento. Sin embargo, después de laborar por más de treinta años, las pequeñas reuniones de grupo prácticamente han desaparecido, mientras que las reuniones grandes prosperan cada vez más. A los santos gradualmente les fueron gustando más las reuniones grandes y prefirieron que los hermanos dotados les dieran mensajes. Luego la iglesia empezó a adiestrar a las personas para saber cómo dirigirse desde el podio y dar mensajes, cultivando de manera específica este don. Una vez que caemos en esta situación, el “carro” ha dado un giro completo, y vamos de regreso a la degradación. Por esta razón, es necesario que cambiemos el sistema a fin de ser librados de esta situación anormal. Sin embargo, esto de ningún modo es una tarea fácil. Es como pedirle a una familia que deje de cocinar; ninguna familia haría esto porque todos necesitan comer. Hoy en día, el éxito que tengamos en las reuniones de hogar es lo que determinará si el recobro del Señor ha de propagarse, florecer o incluso sobrevivir. Si fallamos en las reuniones de hogar, volveremos a depender de las reuniones grandes, lo cual es sinónimo de degradación.
Esto no significa que no necesitemos en absoluto las reuniones grandes. El Nuevo Testamento habla de las reuniones grandes en las que toda la iglesia se reúne (1 Co. 14:23). Pablo también hace alusión a esto en Hechos 20:20. Sin embargo, en lo que se refiere a la vida humana y al comer, es cierto tanto al nivel local como universal que las comidas que se preparan en casa son más nutritivas y capaces de prolongar nuestra vida. Si una persona come en restaurantes todos los días, se volverá enfermiza.
El hermano Watchman Nee una y otra vez pregonaba la reunión como la que se describe en 1 Corintios 14:26. No debe ser una sola persona la que habla mientras las demás escuchan, sino que “cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación”. Usted tiene esto, y yo tengo aquello; “hágase todo para edificación”. Así que, el hermano Nee trató de implementar esto, y de hecho lo hizo. En sus escritos vemos que él aborrecía sobremanera las reuniones grandes que se celebraban el día del Señor. Él dijo que dichas reuniones grandes en el día del Señor debían ser abolidas, y que en lugar de ello, todos debían salir a predicar el evangelio. Sin embargo, aun después que las reuniones grandes se acabaron, no hubo muchos que salieran a predicar el evangelio. Por esta razón, él estudió la Biblia una y otra vez con la esperanza de hallar la manera apropiada de reunirnos.
Hemos visto claramente que si florecen las reuniones pequeñas, el recobro del Señor también florecerá. Una vez que las reuniones grandes son las que florecen, el recobro del Señor va en decadencia. Por lo tanto, las reuniones de hogar son cruciales, y éstas son también la carga que está sobre nuestros hombros. Esperamos que la generación más joven entre nosotros pueda ver claramente este asunto. Si el recobro del Señor ha de tener un camino por el cual avanzar, ello dependerá de si las reuniones de hogar son exitosas.
Desde 1984 yo dejé de lado la obra en los Estados Unidos con excepción de los dos entrenamientos bianuales. Al parecer yo detuve casi toda la obra allí solamente para regresar a Taiwán a fin de cambiar el sistema, experimentar y ver si la nueva manera podía funcionar. Aunque no estamos completamente seguros de que lograremos el éxito, estamos convencidos de que éste es el camino correcto. Si hemos de alcanzar el éxito, ello dependerá de la disposición que tengamos para laborar. Si estamos dispuestos a laborar, la nueva manera tendrá éxito; si no estamos dispuesto, no tendremos ninguna esperanza de éxito. La historia de la iglesia en los pasados dos mil años es un relato de repetidos fracasos. Los Hermanos fracasaron, la Iglesia Bautista fracasó y también el movimiento pentecostal. La razón principal de los fracasos es que la mayoría de ellos prefirieron tener reuniones grandes y que personas famosas dieran mensajes. No les interesó tener una buena reunión de hogar, donde todos tuvieran que ejercitar su espíritu, crecer en vida, conocer la verdad y ser disciplinados, restringidos, guiados y fortalecidos por el Señor en su vivir diario. A las personas no les gusta pagar este precio, y en vez de ello prefieren seguir el camino más cómodo.
Al mismo tiempo, no es fácil para el anfitrión de una familia tener una reunión de hogar. Antes de creer en el Señor, él tenía la libertad de hacer cualquier cosa en su casa, los siete días de la semana. Pero ahora que ha creído en el Señor, ha sido bautizado y ha aceptado tener una reunión en su casa una vez por semana, cuando llega el momento de la reunión, tiene que vestirse apropiadamente, ordenar su casa y esperar a que lleguen los santos a la reunión. Por un lado, él gana algo; pero, por otro, la reunión de hogar es una verdadera esclavitud para él. Además de ello, todos los asistentes de la reunión de hogar tienen que abrir su boca para orar, leer la Biblia y hablar. Si algo no sale bien, él no puede evitar sentirse molesto. Es por ello que decimos que no es fácil —e incluso es difícil— tener reuniones de hogar. Sin embargo, tenemos que aprender a superar estas dificultades.
(
Llevar fruto que permanece, tomo 2, capítulo 2, por Witness Lee)