ESTUDIAR LA SITUACIÓN PRÁCTICA
PARA EL AVANCE DE LA NUEVA MANERA
Cuando pongamos en práctica las reuniones de hogar, a menudo afrontaremos el problema de que las personas no nos darán una cálida bienvenida. La primera vez que vayamos, tal vez nos muestren un rostro cálido, pero la segunda vez, probablemente frunzan el ceño. Luego, a la tercera vez, quizás sencillamente nos digan que no necesitamos volver. Sin embargo, hemos aprendido del Señor a perseverar. Incluso si las personas nos dicen que no vayamos a su casa, debemos fortalecernos para ir una vez más. Es cierto que romper las barreras es difícil, pero si no dejamos de visitarlas, la puerta finalmente se nos abrirá, y encontraremos la manera de proseguir. Todos hemos tenido esta clase de experiencia. Sin embargo, debemos estudiar cuáles son los motivos por los cuales las personas no quieren recibirnos. Cada vez que salgamos a poner en práctica las reuniones de hogar y seamos rechazados, debemos analizar y estudiar las razones a fin de encontrar la manera de corregir la situación.
Al implementar esta nueva manera, estudiaremos la situación a medida que practicamos y avanzamos, y estaremos preparados para hacer cualquier ajuste que sea necesario. Hasta ahora no hemos definido la manera de llevar a cabo la reunión. Aún no tenemos una forma definida para las reuniones de hogar ni para las reuniones grandes que se efectúan en el salón de reuniones. La razón de ello es que, por un lado, no queremos que reaparezca la vieja manera ni queremos seguir ninguna práctica que sea conforme al cristianismo degradado. Por otro, estamos dispuestos a buscar la nueva dirección del Señor y, conforme a lo que la Biblia nos ha mostrado, queremos experimentar poco a poco y practicar a medida que aprendemos. Por consiguiente, con respecto a qué tan pequeña debe ser la reunión de hogar o qué tan grande debe ser la reunión grande, estamos dispuestos a poner todo empeño en estudiar este asunto más a fondo. Éste es un momento crítico. Estamos dispuestos a realizar un estudio concienzudo de todos estos asuntos, de modo que podamos tener un principio que nos sirva de guía para seguir adelante en el futuro.
(Mensaje dado el 5 de mayo de 1987 en Taipéi, Taiwán)
(
Llevar fruto que permanece, tomo 2, capítulo 2, por Witness Lee)