NUESTRA PRÁCTICA ACTUAL:
PREDICAR EL EVANGELIO MEDIANTE
LA PRÁCTICA DE TOCAR A LAS PUERTAS
Y ESTABLECER REUNIONES DE HOGAR
Si todos escogiésemos la vieja manera, ¿cómo podría propagarse la iglesia? ¿Cómo podríamos crecer en número? Quizás todos seamos celosos en predicar el evangelio a fin de conducir a las personas a la salvación, pero después que sean bautizadas, ¿qué debemos hacer? Si lo único que tenemos son las reuniones grades, ¿cómo podrán las personas permanecer? Ésta es la razón por la cual cuando llevábamos a las personas a ser salvas en el pasado, después de dar a luz a alguien, éste moría, y los que quedaban eran unos pocos. Por lo tanto, basándonos en esta condición real, estudiamos y descubrimos esta necesidad práctica. Los resultados que hallamos son que primeramente debe haber una manera por la cual el evangelio entre en las personas y el Señor las gane. El segundo resultado no es igual de fácil; consiste en encontrar una manera por la cual aquellos que han sido salvos y bautizados puedan permanecer.
Según estas dos necesidades, el Señor ha tenido misericordia de nosotros y nos ha mostrado que la mejor manera de ganar a las personas es predicarles el evangelio yendo de casa en casa, tocando a sus puertas y bautizándolas en sus hogares. Además, después que las personas sean bautizadas, debemos inmediatamente establecer una reunión en su hogar. De este modo, ellas permanecerán. Todos los predicadores cristianos, indistintamente de qué denominación sean, reconocen que no es fácil llevar a las personas a que crean en el Señor, y que llevarlas a la iglesia después de haber creído es aún más difícil, tanto así como escalar una montaña. Por lo tanto, el Señor nos ha mostrado estos dos asuntos. Primero, tenemos que llevar el evangelio a las personas en sus hogares para que sean salvas y, segundo, debemos llevar las reuniones a sus hogares para que sean edificadas.
Después de experimentar por dos años, ha resultado exitosa la práctica de visitar a las personas tocando a sus puertas y predicándoles el evangelio para que fuesen salvas y bautizadas. Sin embargo, según nuestra observación, nuestra práctica de llevar a cabo las reuniones de hogar aún requiere más estudio.
(Llevar fruto que permanece, tomo 2, capítulo 5, por Witness Lee)