DIOS DISPONE DEL ENTORNO
CON MIRAS A LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
Hoy en día, todos entendemos claramente que la predicación del evangelio tiene que venir acompañada de un entorno apropiado. Con miras a la propagación del evangelio necesitamos una situación pacífica, la libre circulación de tráfico y un idioma común.
Una situación pacífica
La nación de Israel era única. Además, la tierra de Canaán, en la cual ellos vivían conforme a lo dispuesto por Dios, también era única. En términos geográficos, estaba aislada, pero en términos de transporte, estaba conectada en todas las direcciones. Por causa de esto, Dios levantó el Imperio romano para que conquistase todas las regiones civilizadas de Europa y se apoderase de todas las tierras alrededor del Mediterráneo. Roma, debido a su fuerte poder político y militar, logró mantener una situación que era pacífica, estable y segura.
Una libre circulación de tráfico
Las personas y naciones ubicadas dentro de los territorios del Imperio romano, aunque eran muy complicadas, estaban todas bajo un solo gobierno. Por ende, no importa a dónde los ciudadanos fueran, podían viajar libremente por todo el imperio sin tener que solicitar permisos. No sólo eso, sino que la historia nos dice que, después de su unificación, el Imperio romano se dedicó activamente a construir carreteras que iban de Roma a los países a su alrededor. También dio fin a las actividades de piratería que prevalecía en el mar Mediterráneo. Como resultado de ello, el tráfico terrestre y marítimo circulaba de manera libre y conveniente.
Un idioma común
Antes del establecimiento del Imperio romano, como unos trescientos años antes de Cristo, el griego llegó a ser el idioma comúnmente hablado en las regiones judías y egipcias debido a la conquista por parte de Alejandro Magno. Después de la unificación efectuada por el Imperio romano, el gobierno también adoptó el uso del griego y promovió asimismo la cultura griega. De este modo, la cultura griega llegó a ser prevaleciente en todos lados, y todas las barreras idiomáticas fueron derribadas. Esto nos muestra que todos los entornos son dispuestos por Dios para la propagación del evangelio.
(Levantarnos para predicar el evangelio, capítulo 1, por Witness Lee)