LAS PERSONAS EN QUIENES SE ENFOCA
LA OBRA DE HABLA CHINA
Los chinos que viven en los Estados Unidos se pueden categorizar en dos grupos. Un grupo está compuesto de aquellos que vienen como estudiantes extranjeros. Muchos de los integrantes del cuadro de honor en las escuelas estadounidenses son de ascendencia china. En muchas de las universidades, la mayor cantidad de estudiantes extranjeros son chinos. Los corazones de estos estudiantes chinos están plenamente abiertos al evangelio. Hay una universidad cerca de Dallas que tiene muchos estudiantes chinos. En cierta ocasión más de cien de ellos vinieron a una reunión del evangelio de la iglesia, y casi todos recibieron al Señor. El segundo grupo está compuesto de chinos provenientes del extranjero, e incluye a aquellos que están en círculos industriales o empresariales. Ellos vinieron a los Estados Unidos para estudiar cuando eran jóvenes, y después de graduarse permanecieron para trabajar, de modo que se extendieron a todas las clases de la sociedad. Debido a que dejaron su tierra natal y vinieron a esforzarse en un país nuevo, ellos también están muy abiertos al evangelio.
El hombre es un ser social; nadie puede salir de la sociedad y vivir por su propia cuenta. El mejor grupo social es el grupo cristiano, y la mejor sociedad es la iglesia. Los chinos dejaron su tierra natal para venir a los Estados Unidos. Debido a que no tienen muchos parientes o amigos aquí, tienen una gran necesidad de pertenecer a un grupo. Bajo estas circunstancias, predicarles el evangelio será muy efectivo. Ellos son chinos y nosotros también. Por ende, naturalmente nos sentimos estrechamente vinculados los unos con los otros al conocernos en una tierra extraña. Además, como creyentes en el Señor, siempre estamos alegres y siempre nos regocijamos; esto invariablemente despierta su admiración. Por lo tanto, sus corazones han sido preparados por el Señor. Ahora sólo depende de si nuestro espíritu es liberado o no en la predicación del evangelio. Si tenemos piel gruesa, abrimos la boca y liberamos nuestro espíritu, el evangelio entrará en las personas y serán salvas.
Los inmigrantes nuevos son los mejores destinatarios para nuestra predicación del evangelio. Los inmigrantes de mayor edad se han vuelto profundamente arraigados. Ellos tienen una multitud de parientes y amigos y no son conmovidos por el evangelio. Tomemos como ejemplo a Taiwán. Quienes emigraron a Taiwán desde la China continental ya han estado allí por treinta años. Ellos se han arraigado y se han ramificado y extendido, de modo que es difícil predicarles el evangelio. Sin embargo, algunos de ellos no tienen la intención de quedarse allí permanentemente, y su corazón aún es suave, así que es fácil predicarles el evangelio. Los más difíciles son las personas locales, los taiwaneses. Sus corazones no pueden ser conmovidos. Sin embargo, independientemente de dónde hayan estado las personas, en cuanto llegan a los Estados Unidos, todos son inmigrantes y todos han sido desarraigados, así que están completamente abiertos al evangelio.
(Levantarnos para predicar el evangelio, capítulo 1, por Witness Lee)