LA OBRA SOBERANA DEL SEÑOR
EN LOS TRASLADOS QUE OCURREN
ENTRE LA HUMANIDAD
Es imprescindible ver que todo en este mundo fue creado por Dios. No podemos cambiar nada; pero la situación mundial, ya que está bajo el gobierno soberano de Dios, sí puede cambiar. Donde nos mudamos en esta tierra no depende de nosotros. Hoy en día usted y yo estamos aquí en los Estados Unidos, pero ¿quién soñó que vendría aquí? Aun así, aquí estamos. Hace cien años, ir de los Estados Unidos a mi tierra natal de Chifú tomaba seis meses de navegación en barco. Hacer un viaje de ida y vuelta tomaba un año. Muchos misioneros occidentales se enfermaban tanto en alta mar que morían inmediatamente después de desembarcar. Sin embargo, había muchos más que continuaban yendo sucesivamente. El transporte hoy en día es mucho más conveniente. Viajar de Shanghái a la costa oeste de los Estados Unidos sólo toma unas doce horas; uno puede hacer un viaje de ida y vuelta en un solo día. Por causa de esto, la frecuencia de los viajes entre las comunidades humanas ha aumentado enormemente, y el plano a donde se puede viajar también ha sido ampliado. Por ende, tenemos aún menos excusas para no salir por causa del evangelio.
Aun aquellos que ya estaban en los Estados Unidos antes de la Primera Guerra Mundial no estaban calificados para ser nacionalizados, pero después de las dos guerras mundiales, la situación mundial cambió por completo. Los tratados desiguales fueron anulados automáticamente, y las colonias se independizaron una después de la otra. Como resultado, muchos países pequeños fueron levantados. Actualmente en las Naciones Unidas, todos los países, sean grandes o pequeños, son iguales, y cada uno tiene un voto. Frente a la situación internacional, los Estados Unidos se ha vuelto permisivo con respecto a la cuota para quienes soliciten una residencia permanente. Después de 1967, veinte mil chinos emigraron aquí cada año. Luego, desde 1982, han venido cuarenta mil cada año. Por esta razón, la obra de habla china ha llegado a ser una labor de mayor urgencia en la actualidad.
Asombrosamente, entre los santos en el recobro del Señor, los de Taiwán constituyen el mayor número, que es casi cincuenta mil. Por ende, siempre hay algunos santos entre los inmigrantes que vienen de Taiwán cada año. Esto nos obliga a llevar a cabo activamente la obra de habla china. Obramos conjuntamente con el Señor, y el Señor también obra conjuntamente con nosotros. Irvine es una ciudad recién desarrollada en el condado de Orange. Anticipamos claramente que debía haber una iglesia allí, así que enviamos de veinte a treinta santos a manera de precursores. Alabado sea el Señor porque después que los santos se mudaron a Irvine, el Señor envió multitudes de chinos allá, incluyendo muchos ingenieros, médicos y dentistas, quienes constituyen blancos para nuestra predicación del evangelio.
Necesitamos ver que es el Señor quien dispone y controla la situación de todo el universo. Apocalipsis, el último libro de la Biblia, nos muestra la situación de las iglesias y del universo. En los capítulos 4 y 5, vemos que hay un trono en los cielos, y que Dios está sentado sobre él. Nuestro Salvador, el León-Cordero, está de pie delante del trono y recibe el rollo para ejecutar la economía de Dios. Sus siete ojos son los siete Espíritus, los ejecutores que llevan a cabo Su administración. Hoy en día todo el mundo está bajo la autoridad de nuestro Redentor. Los incrédulos no saben esto, pero nosotros lo sabemos. Él es Rey de reyes y Señor de señores (17:4; 19:16). Él está por encima de todos los reyes, gobernantes y todos los que están en posiciones de autoridad. Él administra y dispone de todo en el universo.
Cuando las personas están establecidas, no es fácil predicarles el evangelio. Cuando las personas se mudan, sus corazones dan un giro y se vuelven abiertos al evangelio. Vi esto en Shanghái y también en Chifú. Los nativos, los que nacieron y se criaron allí, tenían dificultades y temían creer en el Señor. Los creyentes en su mayoría eran personas provenientes de fuera de la ciudad. Más adelante, como consecuencia de las circunstancias, tres millones de personas se mudaron a Taiwán desde la China continental, todos al mismo tiempo. Yo también fui. Predicar el evangelio era muy fácil en aquel entonces. Un proverbio chino dice: “Mueve un árbol y morirá; mueve a un hombre y vivirá”. La veracidad de esto ha sido comprobada muchas veces en el pasado. Es por esto que en los Estados Unidos la comunidad china, incluyendo a los estudiantes chinos, todos están muy abiertos al evangelio. Esto se debe a que cuando estos chinos inmigran a una tierra extranjera, son desarraigados y sus corazones también comienzan a dar un giro. Ellos no tienen relaciones familiares aquí y sienten que están en una tierra extraña. Bajo estas circunstancias, cuando conocen a otros chinos que les predican el evangelio, lo reciben espontáneamente.
Debemos entender que el Señor no sólo es nuestro Redentor, sino también Aquel que dispone de la situación mundial con miras a la propagación de Su evangelio. Hoy en día Él nos ha designado como Sus “embajadores plenipotenciarios” para dar Su evangelio a otros. El Señor dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt. 28:18-19). No piense que predicar el evangelio es un asunto insignificante. Tenemos que verlo como un asunto grande que necesita llevarse a cabo por medio de la autoridad de los cielos y de la tierra. Si no hubiese operación por parte de la autoridad de los cielos y de la tierra, ¿quién escucharía y creería cuando predicamos el evangelio?
(
Levantarnos para predicar el evangelio, capítulo 2, por Witness Lee)