Cristo como la realidad, por Witness Lee

DOS EXTREMOS

En el cristianismo hay dos perspectivas extremistas acerca de la Persona de Jesús. Los modernistas hablan mucho de Jesús como hombre. Ellos dicen que Jesús era solamente un judío, niegan Su divinidad y no admiten que Él es el Dios encarnado que se hizo hombre. En otras palabras, ellos no reconocen la encarnación. Por supuesto que ésta no sólo es una enseñanza extremista, sino también la herejía más grande de la tierra y del universo. La mayor herejía es no reconocer que Jesús es Dios quien se encarnó para ser un hombre.

Posiblemente debido a la herejía de los modernistas, los cristianos fundamentalistas se han ido al otro extremo. Ellos predican y enseñan demasiado acerca de Cristo el Hijo de Dios, y esto no es incorrecto, pero pasan por alto la humanidad de Cristo. Ellos enfatizan la divinidad de Cristo, pero enseñan y predican muy poco acerca de Su humanidad. Ésta es la sutileza escondida del enemigo. Por un lado él no permite que la gente crea que el Señor Jesús es el Hijo de Dios, y por otro lado permite que les prediquemos sobre la divinidad del Señor siempre y cuando Su humanidad sea desatendida. Debemos darnos cuenta de que, aunque Cristo es el Hijo de Dios, todo lo que Él hizo y todo lo que Él es hoy en día depende no sólo de Su divinidad, sino aún más de Su humanidad.

Hemos mencionado que la estructura básica del Arca y del tabernáculo no era el oro, sino la madera. Esto significa que lo que Cristo es y lo que ha hecho, no depende tanto de la naturaleza divina como de la humana. La humanidad de Cristo es la estructura principal. Si bien Él es Dios, todo lo que Él hizo y todo lo que Él es requiere de Su humanidad.

(Cristo como la realidad, capítulo 8, por Witness Lee)