Cristo como la realidad, por Witness Lee

LAS TÁCTICAS DE SATANÁS

Ahora quiero hablarles en forma más práctica. Y mientras lo hago, alzo mis ojos al Señor para que nos cubra con Su sangre prevaleciente mientras pongo al descubierto las tácticas del enemigo. Nosotros somos seres tripartitos, con un espíritu, un alma y un cuerpo. Bajo la soberanía de Dios, Él mismo trazó una línea divisoria a fin de preservar el espíritu humano para Su propósito. Sin embargo, Satanás todavía puede hacer que el espíritu humano quede sumido en la muerte, por medio de la conciencia. Si nuestra conciencia está contaminada, nuestro espíritu caerá en la muerte. Si hay alguna contaminación en nuestra conciencia, no podremos avivar nuestro espíritu. Por tanto, para vivificar nuestro espíritu, necesitamos una conciencia pura. Por esta razón necesitamos la purificación de la sangre. La sangre redentora de Cristo limpia nuestra conciencia a fin de que nuestro espíritu sea vivificado.

Si bien Dios ha puesto una línea divisoria a fin de guardar el espíritu humano para Su propósito, Satanás ha hecho y hace aún muchas cosas para dañar el alma y el cuerpo del hombre. Lo único que puede hacerle a nuestro espíritu es amortecerlo por medio de la conciencia. ¡Alabado sea el Señor que sólo puede hacer eso! Sin embargo, según la revelación de la Biblia, Satanás tiene libertad de hacer lo que pueda para dañar nuestra mentalidad (la parte principal del alma es la mente) y nuestro cuerpo. Ésta es la sutileza del enemigo.

No sabemos cuántos casos psiquiátricos hay en la sociedad humana actual; son innumerables. Dicha condición no es sólo una clase de enfermedad mental, sino que además es el trabajo sutil de Satanás. Los expertos opinan que en la historia de la humanidad nunca ha habido tantos casos de trastornos mentales como ahora. Según nuestra experiencia, es fácil tratar con la posesión demoníaca, pero es verdaderamente muy difícil para cualquier cristiano tratar con alguien que sufre un trastorno mental. Satanás es muy sutil en estos días. Él está haciendo todo lo posible para dañar la mentalidad del hombre.

(Cristo como la realidad, capítulo 13, por Witness Lee)