Cristo como la realidad, por Witness Lee

LA HARINA FINA

Ahora veremos algo sobre los ingredientes de la ofrenda de harina. Como ya hemos visto, la sustancia principal es la harina fina, que proviene de la vida vegetal. En la Biblia la vida vegetal siempre se refiere a la humanidad del Señor. El Señor como hombre, tal como la harina fina, es perfecto. La harina fina es perfecta en su uniformidad; es muy fina, suave y dócil. Esto nos revela lo equilibrada y balanceada que es la humanidad del Señor.

Algunas hermanas son muy sensibles, y algunos hermanos son muy intelectuales, más de lo que debieran. Otras hermanas son tan sensibles que pareciera que nunca piensan; pero por otro lado, hay algunos hermanos que piensan demasiado. Cada vez que se les habla, ellos arquean sus cejas, lo cual es señal de que están utilizando la mente. He conocido a algunos hermanos tan indiferentes que ni siquiera pueden reírse. Esto muestra que ellos no son finos, balanceados ni equilibrados, y que tampoco son tiernos ni comprensivos.

Pero el Señor Jesús en Su humanidad es tan fino, tan balanceado, tierno y dócil. Cuando era tiempo de alegrarse, Él se alegraba (Jn. 11:15). Cuando había que llorar, Él lloraba (v. 35). Como hombre era finamente balanceado. A veces fue muy firme al reprender a los malvados, pero no era áspero (Mt. 21:12-13; 23:33); aun en eso era fino y equilibrado. Ésta es la harina fina. No tengo las expresiones apropiadas para hablar de la perfecta humanidad de Cristo. Sería más conveniente orar-leer una vez más los cuatro Evangelios teniendo esto en mente. Entonces veremos la fineza con la cual Cristo se condujo siempre en Su vivir humano.

Este Cristo perfecto es el regalo que presentamos a Dios en la Tienda de Reunión. No es un presente que Dios nos dé a nosotros, sino un regalo que nosotros le damos a Dios. Cuando venimos a la Tienda de Reunión necesitamos ofrecer a tal Cristo perfecto en Su humanidad como una especie de regalo para Dios. Podemos decir: “Padre, aquí está un regalo precioso para Ti, y es simplemente el hombre Jesús en Su humanidad”. A Dios le agradará mucho recibir tal presente.

No nos sorprende que Dios sea perfecto, pero que un hombre sea perfecto si es un hecho asombroso. ¡Alabado sea el Señor que en la tierra, entre el linaje humano, hubo un hombre tan perfecto, tan balanceado, tan fino y tan tierno! Él era así como la harina fina. Ésta es la humanidad de Jesús. Éste es el hombre Jesús. En la Tienda de Reunión ningún presente puede ser tan querido y precioso para Dios como la humanidad de Jesús. Nuestro presente a Dios debe ser el hombre Jesús a quien apreciamos, disfrutamos y experimentamos durante todo el día.

(Cristo como la realidad, capítulo 4, por Witness Lee)