LA HUMANIDAD DE JESÚS
SEGÚN EL EVANGELIO DE MATEO
Si verdaderamente leemos-oramos los versículos en Mateo acerca de la humanidad del Señor, veríamos qué clase de humanidad se requiere para ser un rey. Hace muchos años un maestro cristiano discutió conmigo diciendo que todos seríamos reyes cuando el Señor regrese. Yo le respondí: “Hermano, mírese a usted mismo. ¿Cree que podría ser un rey?”. ¿Creen ustedes que ahora podemos ser tan sueltos en nuestra humanidad, y aun así cuando el Señor Jesús regrese inmediatamente nos hará reyes? Tal enseñanza no tiene sentido.
Sin excepción
Todo lo que el Señor es en Su persona depende de Su humanidad. Veamos estos versículos de Mateo. Juan el Bautista estaba bautizando en el río Jordán. Incluso él mismo vio que no era necesario que el Señor Jesús se bautizara. Él era el Hijo de Dios. Sin embargo, Jesús dijo: “Permítelo por ahora, pues conviene que cumplamos así toda justicia” (3:15). Debemos ser rectos con Dios en todo lo que Él desee. A veces nosotros, y especialmente los hermanos y hermanas jóvenes, podemos pensar que otros necesitan hacer ciertas cosas, pero nosotros no. Sin embargo, lo que Jesús en realidad dijo a Juan fue: “No importa quién sea Yo, mientras sea un hombre que vive en esta era, debo ser bautizado por ti. Esto es lo que Dios está haciendo hoy en día. Siempre y cuando yo esté viviendo en este día de la dispensación de Dios, debo ser uno con la justicia de Dios”. Ésta es la humanidad de Jesús. Nunca debemos considerar que somos la excepción. Nosotros necesitamos cumplir toda la justicia de Dios.
Se mantuvo en la posición de hombre
Después de Su bautismo, el hombre Jesús fue conducido al desierto para ser tentado por el maligno. Satanás es muy sutil y le dijo: “Si eres Hijo de Dios...”. Pero el Señor de inmediato contestó: “No sólo de pan vivirá el hombre...” (Mt. 4:3-4). En cierta forma, el Señor le dijo a Satanás: “No me pongas en la posición de Hijo de Dios; Yo estoy aquí como hombre. Si estuviese aquí en la posición de Hijo de Dios, ¿cómo podrías tentarme? Sólo puedo ser tentado porque soy un hombre. No hay duda alguna de que soy el Hijo de Dios, pero no estoy aquí en esa posición; estoy aquí en la posición de hombre”.
Entonces el sutil lo llevó al pináculo del templo y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: ‘A sus ángeles les encargará acerca de Ti, y, en sus manos Te sostendrán, no sea que tropiece Tu pie contra una piedra’. Jesús le dijo: Escrito está también: ‘No tentarás al Señor tu Dios’” (4:6-7). Jesús le dijo que Él mismo, quien era un hombre, nunca tentaría a Dios. Finalmente, Satanás intentó persuadir al Señor para que lo adorase, ofreciéndole los reinos del mundo. Pero Jesús le contestó: “¡Vete, Satanás! Porque escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás’” (v. 10). El Señor siempre se mantuvo en la posición de hombre.
Hay otro asunto interesante en estos versículos sobre la tentación en el desierto. Satanás tentó al Señor usando el salmo 91. Satanás incluso puede citar la Biblia. Pero el Señor le contestó: “Escrito está también”. No es simplemente un asunto de citar un pasaje de la Escritura; debe haber otros versículos que lo confirmen. Ésta es la humanidad de Jesús, Él citó la Escritura, pero no de forma aislada, sino confirmándola.
Sin tener un lugar de descanso
Mateo 8:20 dice: “Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar Su cabeza”. Como hombre, el Señor no siempre tuvo comodidades. Apliquemos esto de esta manera. Supongamos que cinco hermanos se mudan a un departamento de tres dormitorios. ¿Quién de ellos tomaría una habitación para él solo? Si buscamos la manera de tener un cuarto sólo para nosotros, significa que estamos tomando la humanidad de las zorras, no la humanidad de Jesús. Si verdaderamente tomamos la humanidad del Señor, no tendremos ningún deseo de tener nuestra propia habitación. Muchas veces sólo seguimos a las zorras y a las aves del aire. La humanidad que gusta de tener su propia madriguera no sirve en la vida de iglesia; sólo la vida que está dispuesta a no tener dónde recostar su cabeza, es útil para la iglesia. Ésta es la humanidad de Jesús y es la manera apropiada de edificar la morada de Dios. Todos necesitamos tal humanidad.
(
Cristo como la realidad, capítulo 7, por Witness Lee)