Cristo como la realidad, por Witness Lee

LA SIMIENTE DE LA MUJER

La guerra espiritual que hay entre el enemigo y los santos se relaciona principalmente con la humanidad de Jesús. Según la Biblia, la guerra espiritual es entre Satanás y Dios; sin embargo, Dios nunca pelearía la batalla por Sí mismo. Esto se debe a que Satanás es una criatura de Dios y, más aún, es una criatura caída. Dios es el Creador. El Creador nunca pelearía con Su criatura; si lo hiciera, degradaría Su posición. Ésta es la razón por la que el hombre es necesario, como también la razón por la que fue creado. En la guerra espiritual, Dios necesita que otra criatura luche con la criatura caída.

En Génesis 1 Dios dijo que le confiaba Su dominio al hombre para que éste pudiera subyugar la tierra. La palabra subyugar incluye el significado de pelear. Es imposible subyugar a alguien sin librar cierta clase de lucha. Dios se ha propuesto que el hombre pelee contra Satanás para así subyugar la tierra rebelde. Pero sabemos que el hombre fue arruinado por Satanás. Satanás sabía que el hombre tenía una función estratégica en la guerra espiritual; y por lo tanto hizo que éste cayera.

¡Alabado sea el Señor por Génesis 3:15! Aquí Dios prometió que Cristo vendría como la simiente de la mujer. Esta simiente de la mujer es un hombre, pero es un hombre diferente a cualquier otro. La Biblia dice que Cristo es el segundo hombre (1 Co. 15:47). El primer hombre fracasó, y entonces Dios envió al segundo hombre. Cristo se hizo hombre para pelear la batalla por Dios. Él participó de sangre y carne para destruir al diablo por medio de la muerte (He. 2:14). Estos versículos revelan que Cristo como un hombre con Su humanidad peleó contra Satanás.

(Cristo como la realidad, capítulo 13, por Witness Lee)