Cristo como la realidad, por Witness Lee

LA DIFERENCIA ENTRE EL HOLOCAUSTO Y LA OFRENDA DE HARINA

¿Por qué la ofrenda de harina seguía después del holocausto? Para entender esto tenemos que ver cuáles son las diferencias entre estas dos. El holocausto es algo que proviene de la vida animal; a saber, ganado vacuno u ovejuno, o una tórtola. La ofrenda de harina, en cambio, pertenece totalmente a otro reino; no pertenece al reino animal, sino al reino vegetal. La flor de harina es hecha de trigo. El Señor Jesús es descrito como una persona que posee dos clases de vida: la vida animal y la vida vegetal. La vida animal sirve para la redención, porque ésta requiere el derramamiento de sangre; sin el derramamiento de sangre no hay redención. La vida vegetal sirve para generar o para producir.

El Evangelio de Juan nos muestra al Señor como Aquel que posee tanto la vida animal como la vida vegetal. Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Juan 12:24 dice: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Como el Cordero, Él pertenece al reino animal, y como el grano de trigo, al reino vegetal. En estos dos capítulos del Evangelio de Juan nos damos cuenta de que el Cordero, la vida animal, sirve para redimir, y el grano de trigo, la vida vegetal, sirve para producir. Un grano produce muchos granos. El Señor Jesús es el Cordero y también es el grano de trigo. Él pertenece a la vida animal y también a la vida vegetal; Él es el Redentor y también el Productor.

Por esto vemos que la función del holocausto es principalmente redimir. En Levítico 1 la palabra sangre se menciona al menos tres veces. El holocausto sirve para nuestra redención, la cual requiere la aspersión de la sangre. Se nos ha dicho claramente que el holocausto no tenía como finalidad ser nuestro alimento o satisfacción, sino que era por completo para la satisfacción de Dios. Sin embargo, la función de la ofrenda de harina sí es principalmente alimentarnos. Necesitamos ser redimidos y también necesitamos ser nutridos. El holocausto satisface a Dios. Pero la ofrenda de harina no sólo satisface a Dios, sino que también nos vivifica. Hace que vivamos en la presencia de Dios.

Además, debemos ver que todos los sufrimientos implícitos en el holocausto tienen como finalidad nuestra redención; sin embargo, los sufrimientos en la ofrenda de harina no se relacionan con la redención, sino con nuestros sufrimientos personales. Además, lo sobresaliente en el holocausto es la sangre, mientras que en la ofrenda de harina lo más importante son el aceite y el olíbano.

(Cristo como la realidad, capítulo 4, por Witness Lee)