EL FRUTO DEL ESPÍRITU
En Gálatas 5:22-23 Pablo habla del fruto del Espíritu. El Espíritu aquí se refiere al Espíritu de la humanidad de Jesús. Pablo no está hablando del fruto del Espíritu de Dios o el fruto del Espíritu Santo, sino del Espíritu de Jesús, puesto que todos los puntos mencionados son virtudes humanas. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley”. Las cosas que se mencionan en estos versículos no son poderes divinos o milagrosos, sino que son características propias de la humanidad, mas no de la nuestra. Estas cosas provienen únicamente de la humanidad de Jesús.
Supongamos que tenemos a dos hermanos ante nosotros. Uno de ellos tiene un don maravilloso de sanidad, mientras que el otro toma la humanidad de Jesús a fin de ser apacible, manso, gozoso y rebosar de dominio propio y longanimidad. ¿Cuál de estos dos hermanos preferiría usted? Me temo que muchos cristianos prestarían poca atención al hermano cuya humanidad es apropiada. Todos admiraríamos al que tiene el don de sanidad, y hasta le haríamos propaganda en los periódicos. Nunca he visto un anuncio en el periódico diciendo que un hermano exhibe una humanidad apropiada.
Pablo no dijo que el fruto del Espíritu es sanidad divina. La sanidad es algo que se efectúa externamente, pero ser apacible, manso y tener dominio propio son parte de uno mismo, parte de nuestro ser. Nuestro ser es mucho más importante que nuestro hacer. Hudson Taylor, el fundador de la Misión al Interior de China, dijo una vez que Dios presta más atención a lo que somos que a lo que hacemos. Pero muchos cristianos prestan mucha más atención a lo que la gente hace, y no a lo que son.
Creo firmemente que hoy en la vida de iglesia el Señor va a recobrar Su humanidad. Nosotros no sólo necesitamos Su poder; necesitamos Su humanidad. No sólo necesitamos lo que Él puede hacer; necesitamos lo que Él es. No puedo creer que los dones milagrosos sean el remedio que necesita la generación actual. Pero la humanidad apropiada que resplandece a través de los hermanos y hermanas jóvenes, sí será un fuerte testimonio y un remedio potente para esta era presente. Y esta humanidad también hará que nuestra vida de iglesia sea más fuerte que nunca. El fruto del Espíritu es simplemente la expresión de la humanidad de Jesús.
(Cristo como la realidad, capítulo 15, por Witness Lee)