Cristo como la realidad, por Witness Lee

NUESTRA HUMANIDAD QUEDA AL DESCUBIERTO

La mayoría de los hermanos de mayor edad ya han experimentado el hecho de que cuanto más tratamos de valernos por nuestra humanidad, más nos damos cuenta de nuestra incapacidad. Algunos jóvenes todavía no creen que su humanidad no valga nada. Pero cuanta más edad se tiene, más se reconoce la perversidad de su propia humanidad. Antes de que cumpliésemos los dieciséis años de edad, teníamos cierta confianza en nuestra humanidad; pero después que los cumplimos, comenzamos a darnos cuenta de que no teníamos esperanza. Más tarde, después que nos graduamos de la universidad, comprendimos que teníamos aún menos solución; y después de casarnos, estuvimos completamente convencidos de que nuestra humanidad no tenía remedio. Antes de casarse muchas hermanas jóvenes pensaban que eran maravillosas; pero el matrimonio verdaderamente las puso al descubierto. Después de casarse, aunque muchas de ellas aún culpan al marido, reconocieron su verdadera condición.

Ahora estamos en la iglesia, en la cual no hay tinieblas; todo está bajo la luz y todo es transparente. No hay nada que nos ponga más al descubierto que la iglesia. Mientras estamos en las reuniones de la iglesia, estamos bajo los rayos X celestiales. Nuestra humanidad queda expuesta, para que podamos ver que necesitamos una humanidad apropiada. No obstante, cuando quedamos expuestos a la luz celestial, inmediatamente debemos aplicar la sangre. Necesitamos orar: “Oh Señor, limpia todo mi pasado con Tu sangre. Cúbreme con Tu sangre”.

(Cristo como la realidad, capítulo 15, por Witness Lee)