LA SITUACIÓN EN GÉNESIS Y ÉXODO
En los versículos anteriores, antes de comenzar nuestra lectura del libro de Levítico, leímos los primeros y los últimos versículos de Génesis y Éxodo. Esto tiene mucho significado. En Génesis vemos que en el principio Dios creó los cielos y la tierra, y por supuesto creó al hombre. El hombre fue creado por Dios para expresar a Dios mismo y para representarlo con Su dominio. El hombre era el centro de la creación de Dios, a fin de que Dios fuera expresado y representado. No obstante, al final del libro de Génesis, vemos que el hombre creado por Dios murió y fue puesto en un ataúd en Egipto. ¡Cuán triste y lamentable es esto! Si esto fuese el final de las Escrituras, todos estaríamos terminados. Pero esto no es la consumación final. Después de Génesis está Éxodo, o sea que hay una salida. ¡Alabado sea el Señor! Mas el inicio del libro de Éxodo no es tan glorioso como el de Génesis, donde Dios creó los cielos, la tierra y el hombre. Esto fue maravilloso; pero el hombre cayó, murió y fue puesto en un ataúd en Egipto. Después de esto comienza el libro de Éxodo, con todos los hijos de Israel en Egipto. Todos sin excepción estaban en Egipto. ¡Qué pobreza! Pero que glorioso es llegar al final del libro de Éxodo. Allí vemos que en vez de un ataúd, hay un tabernáculo. En vez de un cadáver, está la gloria shekiná de Dios. El ataúd era individual, mientras que el tabernáculo era corporativo. Donde quiera que encontremos las palabras “el Tabernáculo de la congregación” o “la Tienda de la congregación”, debemos leer “la Tienda de Reunión”. Me gusta mucho esta palabra “reunión”. No es una tienda de individuos, sino una Tienda de Reunión.
(Cristo como la realidad, capítulo 1, por Witness Lee)