LOS REQUISITOS DE DIOS
El libro de Éxodo nos muestra un tabernáculo sobre la tierra, que consta de tres partes. Estaba el atrio con una cerca de lino blanco alrededor del tabernáculo. Dentro del atrio estaba el tabernáculo el cual se dividía en dos partes: el Lugar Santo, que es la parte externa; y el Lugar Santísimo, que es la parte interna y el lugar donde se encontraba el Arca. Estas tres partes componen la Tienda de Reunión, la cual es un tipo del Cristo agrandado.
Individualmente Cristo mismo es el Arca, y cuando Él es agrandado, llega a ser el tabernáculo. Esto representa a la iglesia; por lo que es llamada la Tienda de Reunión.
Una vez que el tabernáculo es erigido, Dios ya no es sólo el Dios que está en los cielos; antes bien, es el propio Dios que está en la tierra en medio de Su pueblo. Cristo como el tabernáculo trajo a Dios a la tierra, y ahora a través de Cristo, como el tabernáculo, Dios está en la Tienda de Reunión en medio de nosotros. Dios está aquí en la tierra; pero ¿cómo podemos tener contacto con Él? Dios está hoy en la tierra entre Su pueblo; sin embargo, cuando nos vemos a nosotros mismos nos damos cuenta de que somos tan pecaminosos. ¿Cómo podríamos tener contacto con Dios? Ésa es la razón por la cual había una cerca alrededor del atrio. La cerca de lino blanco representa la justicia de Dios. Dios es justo, y Su justicia es una cerca que forma un claustro. Si hemos de tener contacto con este Dios que está ahora entre Su pueblo en la tierra, debemos pasar por esta cerca. En otras palabras, debemos cumplir con los requisitos que nos impone la cerca. La justicia de Dios es uno de los requisitos.
¿Podemos nosotros cumplir los requisitos de Dios? Como podríamos si en nosotros mismos no hay nada más que pecado e injusticia. No estamos calificados para cumplir los requisitos justos de Dios. Pero ¡alabado sea el Señor, nosotros tenemos a Cristo! Cristo es la justicia de Dios y Él está calificado para cumplir esos requisitos por nosotros.
Dentro del tabernáculo, en casi todos los lados, había oro. Todas las tablas se hallaban revestidas de oro en cada uno de sus cuatro lados. Él tabernáculo era un lugar de oro, y el oro tipifica la naturaleza de Dios, la cual es santa. No sólo la justicia de Dios es un requisito, sino también Su santidad. Si hemos de reunirnos con Dios, debemos satisfacer el requisito de Su santidad y también el de Su justicia.
Vemos además que en el cielo raso, esto es, en el techo del tabernáculo, estaban los querubines. Los querubines en tipología representan la gloria de Dios. Esto nos muestra que había otro requisito: la gloria de Dios. A fin de reunirnos con Dios, debemos cumplir con estos tres requisitos divinos: el requisito de la justicia divina, la santidad divina y la gloria divina. Hoy en día Dios está en el tabernáculo, pero no piensen que está en la tierra de una manera descuidada. Él se halla rodeado por Su justicia y santidad, y está cubierto por Su gloria.
Lo primero que rodea al tabernáculo es una línea de separación de lino blanco, que representa el cerco de la justicia de Dios. La justicia de Dios es una línea de separación: separa la justicia de la injusticia. El segundo cerco era de oro. La primera línea divisoria es de lino y la segunda es de oro. El primer requisito es la justicia y el segundo es la santidad. Dios se halla encerrado entre estos dos requisitos, y está cubierto con Su gloria. Si vamos a entrar al Lugar Santísimo para encontrarnos con este Dios justo, santo y glorioso, necesitamos cumplir con todos Sus requisitos. ¿Creen ustedes que podrían cumplirlos? ¿Tienen ustedes la justicia, la santidad y la gloria? Necesitamos a Cristo no sólo como el tabernáculo, sino también como las ofrendas.
(
Cristo como la realidad, capítulo 2, por Witness Lee)