Cristo como la realidad, por Witness Lee

LA NECESIDAD DE TENER A CRISTO COMO LAS OFRENDAS

Cristo, como la realidad del tabernáculo, trajo a Dios a la tierra; sin embargo, sin Cristo como las ofrendas nosotros simplemente no podríamos cumplir los requisitos de Dios. ¡Aleluya, Cristo es toda clase de ofrendas y en ellas cumple con los requisitos del lino blanco, el oro y los querubines. Cristo como las ofrendas tiene la capacidad, está calificado y equipado para cumplir todos los requisitos de la justicia, la santidad y la gloria divinas. ¡Alabado sea el Señor que tenemos a Cristo! ¿Y quién es Cristo? Cristo es la justicia de Dios, Cristo es la santidad de Dios y Cristo es la gloria de Dios. Cuando tenemos a Cristo, tenemos estos tres atributos de Dios y entonces somos capaces de cumplir con todos los requisitos divinos, mas no por nosotros mismos sino en Cristo y por medio de Cristo. ¡Aleluya, Cristo es nuestra justicia! ¡Cristo es nuestra santidad! ¡Cristo es nuestra gloria! Todo cuanto Dios exige lo tenemos, porque tenemos a Cristo. Por tanto, podemos entrar en la Tienda de Reunión con paz y gozo para reunirnos con Dios.

Por un lado, Cristo es el tabernáculo para que Dios venga a nosotros, y por el otro, Cristo es las ofrendas para que nosotros podamos ir a Dios. Él es el camino para que Dios venga al hombre y Él también es el camino para que el hombre vaya a Dios. Finalmente, Él es la Tienda de Reunión misma. Aquí nos reunimos no sólo los unos con los otros, sino también con Dios. Esto se debe a que Cristo trae a Dios a nosotros, y Cristo nos lleva a nosotros a Dios.

(Cristo como la realidad, capítulo 2, por Witness Lee)