IV. EL LIMITE DE NUESTRO TRATO CON LOS PECADOS
El límite de nuestro trato con los pecados es similar al del trato con nuestro pasado. Es vida y paz. Cuando tratamos con los pecados, debemos hacerlo hasta que tengamos vida y paz interiormente. Si seguimos nuestra conciencia al tratar con los pecados, nos sentiremos internamente satisfechos, fortalecidos, refrescados y avivados; también nos sentiremos gozosos, descansados, cómodos y seguros. Nuestro espíritu será fuerte y viviente, y nuestra comunión con el Señor será libre y sin impedimentos. Nuestras oraciones serán liberadas y con autoridad, y nuestra expresión será valiente y poderosa. Todas estas sensaciones y experiencias son las condiciones de vida y paz. Este es el límite de nuestro trato con los pecados, y esto también es el resultado de nuestro trato con los pecados. Lo que hemos dicho antes con relación a tratar con los pecados completamente implica que nosotros tratamos con los pecados hasta llegar al grado de tener vida y paz.
(Experiencia de vida, La, capítulo 4, por Witness Lee)