Experiencia de vida, La, por Witness Lee

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I. EL PLAN DE DIOS

El plan de Dios desde la eternidad es tener un grupo de personas que participen de Su vida, tengan Su imagen y estén unidas con El como uno. En el propósito que El tiene en este plan hay dos puntos que debemos observar al conocer el Cuerpo.

A. Dios quiere forjarse a Sí mismo en el hombre y hacer que el hombre sea semejante a El.

Este asunto está profundamente relacionado con Su Hijo. La Biblia nos revela que Dios está en Su Hijo; todo lo que Dios es y todo lo que Dios tiene, toda la plenitud de la Deidad, habita en el Hijo (Col. 2:9). Podemos decir que si no existiera el Hijo de Dios, no habría Dios.

El concepto común de un hijo hace hincapié en que el hijo nace del padre, y en que el hijo y el padre existe como entes separados. Pero en la Biblia el énfasis con relación al Hijo de Dios es que El es la expresión de Dios y no puede ser separado de Dios. En Juan 1:18 leemos: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Este versículo revela que el Hijo de Dios es la expresión de Dios o el Dios expresado. Ningún hombre ha visto a Dios jamás, pero ahora el Hijo de Dios le ha declarado. Cuando un hombre ve al Hijo de Dios, ve a Dios. El Hijo de Dios es la expresión de Dios y la manifestación de Dios. Aparte de Su Hijo, Dios no tiene expresión ni manifestación. Por lo tanto, Dios y Su Hijo son inseparables.

Ya que Dios y Su Hijo no pueden ser separados, tampoco el objeto del plan de Dios puede ser separado de Su Hijo. Dios quiere forjarse a Sí mismo en el hombre, lo cual significa que Dios quiere forjar a Su Hijo en el hombre. Dios desea hacer que los hombres sean semejantes a El mismo, lo cual significa que Dios desea tener hombres semejantes a Su Hijo. Dios quiere que los hombres sean uno con Su Hijo. Génesis 1:26 nos muestra en figura que en la creación Dios quería hombres que tuvieran Su imagen y participaran de Su semejanza. En el Nuevo Testamento está señalado clara y prácticamente que Dios quiere que los hombres tengan Su imagen, lo cual significa que El quiere que sean “conformados a la imagen de Su Hijo” (Ro. 8:29). Cuando los hombres son conformados a la imagen de Su Hijo, tienen la imagen de Dios, porque el Hijo es la imagen de Dios (Col. 1:15).

B. A la vista de Dios este grupo de personas, que El se propuso que estuvieran unidas con Su Hijo y que llevaran la imagen de Su Hijo, no es un grupo de individuos, sino un cuerpo unido, una entidad corporativa.

Podemos deducir este pensamiento de las tres formas diferentes en que la Biblia habla con respecto a nuestra relación con Su Hijo:

1. Somos los hermanos del Hijo de Dios (He. 2:11; Ro. 8:29). Es posible que este aspecto indique que nosotros como individuos somos hermanos del Hijo de Dios, pero la Biblia recalca el hecho de que nosotros y Cristo juntamente expresamos a Dios. Antes de que Cristo viniera en carne, Dios tenía solamente un Hijo y una expresión en el universo. Después de que Cristo vino a esta tierra y se hizo carne, El nos impartió Su vida para que fuéramos hijos de Dios y hermanos Suyos. De ahí en adelante, Dios tiene muchos hijos en el universo. Así como este único Hijo es la expresión de Dios, todos los hijos son igualmente la expresión de Dios. Por lo tanto, al decir que somos hermanos de Cristo, el énfasis está en que nosotros y Cristo somos hijos de Dios y somos la expresión de Dios. Aún así, la Biblia no indica que como hermanos somos un grupo de individuos separados. Porque aunque fuimos hechos hermanos de Cristo uno por uno, la Biblia establece además que somos la “casa de Dios” (1 Ti. 3:15). Aun cuando somos los muchos hijos de Dios, el hijo individual no es la entidad completa. La entidad completa es la unión corporativa de todos los hijos, que han sido acoplados como una casa, una familia.

2. Somos la Novia de Cristo (Ef. 5:31-32; 2 Co. 11:2). Posiblemente algunos piensen que por haber miles de personas salvas, Cristo tiene miles de novias, como en un sistema polígamo; pero la Biblia muestra que Cristo sólo tiene una Novia, la Iglesia, la cual está compuesta de todos los millares de salvos. Cuando la Biblia dice que somos la Novia de Cristo, el énfasis es que hemos salido de Cristo y que somos parte de Cristo, tal como Eva salió de Adán y era parte de Adán. En el principio a Adán no se le sacaron muchas costillas, sino una sola, ésta es la costilla que vino a ser Eva. Del mismo modo, a Cristo no se le han quitado muchos segmentos (un segmento para que un hermano sea salvo, y otro segmento para que una hermana sea salva, etc.), sino que solamente un segmento fue tomado de El, y esto fue para la salvación de la Iglesia. La Iglesia es la única parte que salió de Cristo. Cuando decimos que somos la Novia de Cristo, la idea de una entidad corporativa es expresada más específicamente que cuando nos referimos a nosotros mismos como hermanos de Cristo.

3. Somos el Cuerpo de Cristo. En Efesios 1:23 leemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 12:27 leemos: “Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”; en 1 Corintios 10:17: “nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo”. Estos versículos establecen que somos el Cuerpo de Cristo, no que cada uno de nosotros individualmente forma el Cuerpo de Cristo. Estamos unidos unos con otros para ser el Cuerpo místico de Cristo, y como individuos somos miembros de este Cuerpo. El Cuerpo, por lo tanto, puede expresar mejor nuestra unidad corporativa.

El punto que se recalca en cuanto a lo que hemos dicho de nosotros como la Novia de Cristo es que la Iglesia provino de Cristo. Cuando nos referimos a nosotros como el Cuerpo de Cristo, el punto al que se da énfasis es que la Iglesia y Cristo son uno. Así como Eva salió de Adán y fue presentada a Adán para ser una sola carne con Adán, así también la Iglesia salió de Cristo y es presentada a Cristo para ser uno con El. Cristo es la Cabeza; la Iglesia es el Cuerpo; no pueden ser separados. La Iglesia misma es una; la Iglesia y Cristo también son uno. Esto demuestra más claramente que lo que Dios deseó para Su Hijo fue un cuerpo colectivo, no una cantidad de individuos separados.

En resumen, vemos cinco puntos en el plan de Dios: a) Dios deseaba forjarse en el hombre y unirse al hombre para que éste fuera semejante a El. b) Dios está en Su Hijo. Por lo tanto, cuando El quiso forjarse en el hombre, El deseó forjar a Su Hijo en el hombre; cuando El quiso que el hombre estuviese unido con El, El quiso que el hombre estuviese unido con Su Hijo. c) El pueblo que Dios quiso que estuviera unido con Su Hijo son los hermanos de Su Hijo, aquellos que participan de la filiación con Su Hijo y que junto con Su Hijo le expresan. d) Este grupo de personas es la Novia de Su Hijo, parte de El, y algo que procede de El. e) Esta Novia no solamente procede de Su Hijo, sino que es presentada a Su Hijo para ser el Cuerpo de Su Hijo. Cuando este Cuerpo se manifieste, el plan de Dios habrá sido cumplido. En términos sencillos, el plan de Dios consiste en tener un Cuerpo para Su Hijo, y este Cuerpo es la Iglesia. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo; ése es el único objeto del plan de Dios. La creación tiene esto como fin; éste es el objetivo de Su redención; el fin de Su obra a través de todas las generaciones es esto mismo. Cuando este propósito haya sido realizado, el Cuerpo de Cristo aparecerá, la Novia aparecerá, y los hermanos aparecerán. Entonces el deseo de Dios será satisfecho, Su meta será alcanzada, y Su plan cumplido. Por tanto, si queremos conocer el Cuerpo, debemos conocer el plan de Dios.

(Experiencia de vida, La, capítulo 15, por Witness Lee)