Llevar fruto que permanece, tomo 1, por Witness Lee

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EN CUANTO A LAS ESTADÍSTICAS Y CÁLCULOS HECHOS PARA EVANGELIZAR TODA LA TIERRA

Nuestro estudio nos llevó a la conclusión de que para tener éxito en la nueva manera se necesitan dos principios: primero, que se produzca un servidor de tiempo completo por cada veinte santos, y segundo, que la cuarta parte del número total de santos que se reúnen aparte dos o tres horas para salir a tocar a las puertas, semana tras semana, continuamente, las cuatro semanas del mes, las cincuenta y dos semanas del año. Mientras pongamos en práctica este principio, veremos los resultados. Una iglesia que tenga como base cien hermanos puede producir cinco servidores de tiempo completo. Si los cinco salen a tocar a las puertas cinco días a la semana, dos o tres horas cada día, cada uno bautizará al menos a una persona por semana. Esto no será difícil; cada uno de ellos debe poder hacer esto. De este modo, un servidor puede ganar a una persona por semana, lo cual daría un número aproximado de cincuenta personas al año. Así, cinco personas podrán ganar un número de doscientas cincuenta personas en un año.

Además de los servidores de tiempo completo, de entre el número base de estos cien hermanos debe haber otros veinticinco hermanos que son “servidores a tiempo completo que conservan su trabajo”. Ellos pueden salir a visitar una vez a la semana, por dos o tres horas, las cuatro semanas del mes. (De entre los cien hermanos que se reúnen, después de deducir los cinco hermanos que sirven a tiempo completo y los veinticinco que salen una vez a la semana, todavía nos quedan setenta santos de reserva. Por consiguiente, en realidad sólo treinta santos serán movilizados). Según nuestros cálculos, cada uno de estos veinticinco debe poder bautizar a una persona cada cuatro semanas. Por lo tanto, en las cincuenta y dos semanas del año, ellos podrían traer a trescientas personas, las cuales al sumarse a las doscientas cincuenta personas que traen los servidores de tiempo completo, nos daría un total de quinientas cincuenta personas. Si añadimos este número de personas al número base original de cien hermanos, el número total de santos sería de seiscientos cincuenta. Añadir quinientas cincuenta personas a un número de cien es un incremento de 5.5 veces.

Si proyectamos estos cálculos en el primer y segundo años, el total para el tercer año será de más de dieciséis mil personas. De cien personas que era el número base original, el número obtenido superará los dieciséis mil después de laborar por tres años. Haciendo cálculos más conservadores, sencillamente podríamos decir que diez mil personas pueden ser ganadas en tres años, a partir de un número base de cien santos, lo cual sería un incremento del ciento por uno. Así que, un número de cien santos podría ascender a diez mil en los primeros tres años, de 1987 a 1989. Luego, tomando como base el número de diez mil santos, podremos obtener otro incremento del ciento por uno en los siguientes tres años de 1990 a 1992 y alcanzar la cifra de un millón. Por consiguiente, si a partir de 1987 todos verdaderamente practicamos la nueva manera, un número de cien se convertirá en un millón en seis años.

Si nuevamente tomamos como base el número de un millón y obtenemos un incremento del ciento por uno en los años de 1993 a 1995, el número total será de cien millones. Luego, si se obtiene otro incremento del ciento por uno de 1996 a 1998, el total será diez billones, el doble de la población mundial actual, que es de cinco billones, la quinta parte de la cual está en China. Por consiguiente, doce años nos lleva a cuatro rondas de multiplicación: la primera ronda nos lleva de cien a diez mil, la segunda de diez mil a un millón, la tercera de un millón a cien millones, la cuarta de cien millones a diez billones. De esta manera, podríamos evangelizar el doble de la población mundial. Así pues, vemos que esta manera de avanzar es demasiado buena, pues en sólo doce años podríamos ver el resultado de evangelizar toda la tierra.

Quizás algunos pregunten si esto es demasiado rápido, demasiado ideal y nada práctico. Así que por causa de éstos, podríamos hacer nuestros cálculos de otra manera. Si en una iglesia se reúnen cien personas, y todas ellas salieran a tocar a las puertas cada semana, cada una debería ser capaz de ganar a una persona cada dos meses para ser bautizada. Para el tercer año, el número habría crecido cerca de los cinco mil, que es un incremento del cincuenta por uno. Después de varias rondas más, habrá cinco billones, el número total de la población mundial. ¡Esto ciertamente sería maravilloso!

(Llevar fruto que permanece, tomo 1, capítulo 1, por Witness Lee)