Llevar fruto que permanece, tomo 1, por Witness Lee

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USAR LA PALABRA DE DIOS CORRECTA Y APROPIADAMENTE

Hoy en día la Biblia está en nuestras manos, pero me temo que la pregunta que aún se plantea es cómo usarla. Consideren todos los libros que hemos publicado. Según las estadísticas, una persona se tardaría al menos cuatro años para leer todo este material. Pareciera que hoy todas estas riquezas son tan abundantes que no sabemos cómo usarlas. Cuando vamos a conducir y perfeccionar una reunión de hogar, es posible que ni siquiera sepamos qué materiales de la verdad tenemos ni cómo debemos usarlos. Hay al menos tres o cuatro tipos de materiales para la edificación de los nuevos creyentes, pero necesitamos decidir cuáles usar. Esto nos muestra que no es fácil usar los materiales espirituales que tenemos de manera apropiada.

Además, aunque todos deseamos seguir la dirección de la nueva manera y salir a perfeccionar las reuniones de hogar, hallamos que la manera en la cual debemos hablar en una reunión de hogar es una lección muy difícil de aprender a la perfección. Hablar demasiado no está bien, pero tampoco está bien hablar muy poco. Hablar de cosas demasiado profundas puede ser inaceptable, pero hablar de manera muy superficial tampoco es bueno, y no hablar nada es peor aún. Esto hace que nos sintamos inseguros respecto a lo que debemos hacer; es difícil encontrar un principio que podamos seguir. La clave de este asunto depende de dos cosas. Primeramente, todos necesitamos ser llenos del Espíritu Santo y salir con el Espíritu. En segundo lugar, necesitamos estar bien preparados con la Palabra. Sin embargo, el asunto de la Palabra es en verdad un problema. Nuestra dificultad estriba en cómo usar la Palabra de Dios apropiadamente. Una vez que la usemos debidamente, todo estará bien.

Los seis mil años de desarrollo de la cultura humana han producido un sistema educativo que comúnmente se usa en todo el mundo hoy. La educación empieza a partir del jardín de infancia y luego continúa con seis años de escuela primaria, seis años de escuela secundaria y cuatro años de universidad. Puesto que este sistema se usa en todo el mundo, los estudiantes que se gradúan en su país pueden ir a otro país para continuar su educación y realizar estudios más avanzados. Éste ha sido el resultado de aplicar el método científico a la educación.

Lo mismo debe suceder con respecto a la educación espiritual, pero ¿cuál es nuestro método científico? ¿Cómo podemos organizar las verdades de la Biblia de manera sistemática, de modo que alguien que desea aprender pueda profundizar en ella de una manera sencilla y estudiar de una manera progresiva, constante, coherente y lógica? Si logramos realizar esto, sería muy bueno.

(Llevar fruto que permanece, tomo 1, capítulo 8, por Witness Lee)