LA CLAVE PARA EL ÉXITO
DE LAS REUNIONES DE HOGAR
Ir con un espíritu viviente
Cuando vayamos a una reunión de hogar, debemos ser personas vivientes que tienen un espíritu viviente. Si nuestro espíritu no es viviente, es mejor que no vayamos. Si vamos en estas condiciones, ciertamente les daremos a los demás una impresión de vaciedad y muerte, lo cual es algo que no debemos hacer. Cuando vayamos a las reuniones de hogar, debemos ser vitales e ir con nuestro espíritu. Si no vamos con nuestro espíritu, no debemos comer ni dormir hasta que nuestro espíritu esté listo. De lo contrario, de ninguna manera debemos salir. Si ustedes desean ir a las reuniones de hogar, deben tener el espíritu y la vida.
Desde el cambio de sistema que tuvimos en octubre de 1984, nuestra esperanza ha sido tener pequeñas reuniones de grupo. Sin embargo, a nuestro juicio, las pequeñas reuniones de grupo no han sido exitosas, no sólo en una localidad sino en todas las localidades, ya sea en Taiwán, Anaheim, Irving o Londres. No han sido exitosas en ningún lugar. Hay dos razones por las cuales no han tenido éxito. La primera es que quienes asisten a las pequeñas reuniones de grupo están adormecidos en su espíritu. Si una persona asiste a una reunión grande o a un “culto dominical”, en realidad no importa si su espíritu está adormecido o es viviente, o si va con el espíritu o sin él, porque los que toman la delantera son los responsables de la reunión.
Es por ello que no nos sentimos seguros de llevar a los recién bautizados a las reuniones grandes. En las reuniones grandes, tal vez algunas personas estén a punto de dormirse, mientras otras estén hablando o haciendo otras cosas. Ciertamente no queremos que los nuevos creyentes vean esa situación y sean contaminados. Si todos seguimos reuniéndonos conforme a la vieja manera, también es posible que con el tiempo dejemos de reunirnos porque no tenemos el espíritu ni la vida. Es por ello que siempre recalcamos que las reuniones de hogar deben ser vivientes. Si las reuniones de hogar son vivientes, todas las demás reuniones también lo serán.
Algunas personas podrían comparar una reunión al área de juegos en el parque donde los niños saltan y ríen; nadie allí está adormecido. Por ahora, podemos decir que estamos de acuerdo con esta comparación, pero incluso en dicha área de juegos uno necesita una pelota con la cual jugar. De la misma manera, a fin de ser vivientes en las reuniones tenemos que ir con el espíritu. Es absurdo el que los jugadores vengan a la cancha de básquetbol sin la pelota. Sin la pelota, no es posible jugar. Después de nuestro estudio, descubrimos que, en lo que se refiere a conducir a las personas a la salvación, la pelota que se requiere es El misterio de la vida humana y que, en lo referido a conducir las reuniones de hogar, la pelota necesaria es Lecciones de vida.
Sin embargo, aunque tenemos la pelota, aún tenemos otro problema: no sabemos cómo jugar; nuestra manera de jugar no es del nivel requerido. Eso es lo que nos preocupa. Lo que el entrenador más teme es que la pelota, la cancha, el equipo contrario y todo lo demás estén listos, pero sus jugadores no jueguen bien. Esto es un verdadero dolor de cabeza para el entrenador.
Sabemos que un juego de básquetbol es diferente de otro. En la cancha las cosas cambian constantemente, así que cada jugador debe recibir el debido entrenamiento. Cuando usamos Lecciones de vida, nosotros somos los “jugadores” que deben ser entrenados. Sin embargo, después que termina el entrenamiento, la manera de jugar no siempre es la misma. Por lo tanto, no es de sorprendernos que ninguno entre nosotros sepa realmente cómo jugar. Ni los ancianos, ni los colaboradores ni nadie más juega bien porque no hemos sido entrenados lo suficiente.
Aprender a usar los materiales espirituales
La segunda razón por la cual las pequeñas reuniones de grupo no son exitosas es que no sabemos usar los materiales espirituales. Desde el comienzo de las pequeñas reuniones de grupo en 1984, todas las localidades han descubierto que aunque las reuniones eran buenas, no había materiales para la reunión. Por esta razón, compilamos Lecciones de vida. Aunque hemos tenido una muy buena respuesta de todas partes en cuanto a los materiales, cuando muchas personas usan los materiales, o “no reciben bien la pelota” o la “tiran mal” adonde no hay nadie que la reciba. Aun tenemos el problema de no saber cómo usar los materiales. Podemos comparar este problema al hecho de ir al supermercado a comprar víveres. Las personas piensan que si quieren comer pollo, pescado, verduras o arroz, lo único que tienen que hacer es traer estas cosas a casa. Es posible que nunca se hayan dado cuenta de que no saben cocinar el arroz; incluso es posible que ni siquiera sepan dónde está el cuchillo de cocina. Cuando ven a otros preparar el agua, sofreír las verduras y hacer otras cosas, tal vez les parezca fácil, pero cuando intentan hacerlo ellos, tienen toda clase de problemas.
No podemos culpar a nadie —salvo nosotros mismos— por no saber preparar buenos platillos. Pensamos que mientras tengamos víveres, todos podemos cocinar, abrir un restaurante y ser jefes de cocina. En realidad, las cosas no son tan fáciles como nos las imaginamos. De manera semejante, no podemos decir que porque tenemos Lecciones de vida, tenemos un remedio “curalotodo”. Incluso si es un “curalotodo”, tenemos que saber aplicarlo correctamente. Cuando comemos, debemos saber cómo comer apropiadamente; no podemos llevarnos la comida a los oídos ni a la nariz. Aunque todos nos sentimos contentos de tener Lecciones de vida, aun debemos considerar cómo usar esta publicación.
(
Llevar fruto que permanece, tomo 1, capítulo 15, por Witness Lee)