Llevar fruto que permanece, tomo 1, por Witness Lee

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LAS REUNIONES SEGÚN LA NUEVA MANERA

El Nuevo Testamento nos revela que la iglesia universal del Señor se manifiesta localidad por localidad, y en cada localidad las reuniones de la iglesia se efectúan principalmente en los hogares de los santos. Por lo tanto, el hogar es la unidad básica de la vida de iglesia. Sin lugar a dudas, las reuniones de la iglesia incluyen reuniones grandes y reuniones de mediano tamaño, pero el lugar básico para las reuniones es los hogares. El modelo básico de las reuniones consiste en que las reuniones se llevan a cabo en los hogares. Hechos 12 hace mención de que mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia oraba fervientemente por él. Después de que Pedro salió de la cárcel, fue a la casa de María, una hermana, la madre de Juan, donde se había reunido un considerable número de personas, las cuales estaban orando (vs. 5, 12). Aquí vemos que la oración de la iglesia era ofrecida por santos que estaban congregados en una casa. Este relato no nos dice que la iglesia convocó una reunión grande para orar por Pedro; más bien, dice que la reunión se llevaba a cabo en una casa donde se había congregado un número considerable de personas para orar. Creemos que este hogar era simplemente uno de muchos que tenía un trato muy cercano con Pedro, un hogar que lo quería mucho.

Es difícil determinar en qué momento Pedro llegó a aquella casa, pero es probable que fuera a altas horas de la noche (v. 6). Esto nos muestra que las reuniones de la iglesia en aquellos tiempos no eran como los cultos religiosos de adoración de hoy en día, los cuales casi siempre se efectúan en el mismo lugar, en días y horas establecidos. Por supuesto, establecer días y horas es más conveniente para programar mejor nuestra vida y actividades diarias. Sin embargo, la Biblia nos muestra que las reuniones de la iglesia no son reguladas ni organizadas de forma rígida; antes bien, ellas existen para suplir las necesidades. Siempre que surge una necesidad, se puede convocar una reunión, y la reunión puede efectuarse en cualquier hogar.

Conforme a la revelación bíblica las reuniones de la iglesia no son religiosas; más bien, son las actividades del Cuerpo. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Si las actividades de nuestro cuerpo son exageradamente reguladas u organizadas, éste parecerá como una marioneta o un robot. Aunque las normas de nuestro entrenamiento son bastante estrictas, debemos ejercitar cierta libertad. Si somos regulados en demasía, fácilmente podría convertirnos en marionetas. Las reuniones de la iglesia básicamente no se llevan a cabo en reuniones grandes ni en los salones de reunión, sino en los hogares de los santos. Esto exige que seamos espirituales, poseamos la vida divina, experimentemos la obra del Espíritu Santo, seamos transformados en vida y seamos llenos del Espíritu Santo.

Como todos sabemos, el propósito de cualquier religión es tener un objeto de adoración e impartir enseñanzas según dicho objeto. Debido al deseo que el hombre tiene de adorar a Dios, él siente la necesidad de tener un lugar de reunión donde un solo hombre habla y los demás escuchan. Como resultado, una religión es producida. Sin embargo, la religión no necesita de la espiritualidad ni de la vida divina, ni tampoco requiere la transformación en vida ni el llenar del Espíritu Santo. Lo único que requiere es que el hombre esté presente. No hay necesidad de entrenamiento, crecimiento ni aprendizaje; basta con que las personas simplemente asistan a las reuniones. El hecho de que una persona asista todas las veces representa un honor para la reunión, y el hecho de que dé ofrendas materiales es considerado excelente. Esto es la religión. El cristianismo actual, incluyendo el catolicismo, el protestantismo, todas las sectas y cada denominación, se halla en tal condición. Ellos establecen seminarios para adiestrar a los estudiantes de teología para que prediquen el evangelio. Luego éstos llegan a ser co-pastores, luego pastores y, por último, asumen cargos más elevados. Los clérigos realizan sus deberes y se encarga de todo lo relacionado con la adoración a Dios, y el resto de las personas son laicos. Ellos no necesitan aprender nada de lo relacionado con la adoración ni hacer mucho durante las reuniones.

Podemos usar como ejemplo el hecho de sembrar flores. Se requiere mucho esfuerzo y también cuidado especial para hacer que una flor crezca bien. Una vez que se siembra la semilla, no pueden faltar el agua ni los fertilizantes, y hay que desyerbar y echar pesticidas. Si se echa demasiada agua, la flor morirá, pero si no se le echa lo suficiente, se secará. Muchas veces hay que prestar también atención a la cantidad de oxígeno que la flor requiere. Si mantenemos la flor siempre dentro de la casa, las hojas se pondrán amarillas; en tal caso, tendremos que ponerla afuera. Todos estos asuntos exigen mucho tiempo y energía. Por esta razón, algunas personas simplemente compran flores artificiales. De ese modo, no necesitan preocuparse de los insectos, de regar la planta, ni de la cualidad del aire. Con poco dinero, la gente puede disfrutar de sus flores sin realizar ninguna labor. Hablando con franqueza, el cristianismo actual principalmente realiza la obra de producir “flores artificiales”. Mientras nosotros estamos laborando aquí poniendo todo nuestro empeño, algunos a nuestras espaldas se ríen y dicen que nos estamos echando más problemas encima. Es cierto que estamos laborando y tenemos dificultades; sin embargo, el objetivo de nuestra labor no es producir flores artificiales, sino flores verdaderas.

Como todo el mundo sabe, hacer algo bien acarrea muchas dificultados. Podemos explicar esto con el ejemplo de la diferencia que existe entre una muñeca y un niño de verdad. Es muy fácil comprar una muñeca y guardarla en casa. Hoy en día, muchas muñecas son hechas de modo que parezcan niños de verdad; algunas no sólo pueden caminar sino también cantar. Si sólo tenemos una muñeca en casa, no necesitamos cocinar para darle a comer, y nunca tenemos que cambiarle los pañales. Esto nos ahorrará mucho esfuerzo. Sin embargo, cuando nace un verdadero bebé, esto acarrea muchos problemas, pues necesitamos cambiarle los pañales, bañarlo y alimentarlo, y si se enferma, tenemos que buscar un doctor. Todos los padres saben que no es nada fácil criar a un niño. Es inexcusable dar a luz a un niño pero no criarlo. Los padres se lamentarán muchísimo si no pueden mantener a su hijo con vida. Nosotros hemos seguido la nueva manera a fin de ganar a muchos nuevos creyentes; sin embargo, si no los criamos apropiadamente, quedaremos en deuda con el Señor y también perderemos nuestra credibilidad. Por consiguiente, debemos alimentar a estos nuevos creyentes para que lleguen a ser saludables y sean miembros que ejercen su función. Ésta es nuestra carga.

El Señor dijo que vendría pronto (Ap. 22:20). Desde que Él dijo estas palabras hasta el presente, ya han pasado dos mil años y aún no ha venido. ¿Qué lo ha retrasado? La condición de la iglesia. Si estudiamos la historia de la iglesia y la situación del cristianismo actual, gemiremos desde lo más profundo de nuestro ser porque el Señor no ha obtenido lo que desea. Si observamos cuidadosamente el catolicismo y asistimos a sus misas, entenderemos la verdadera situación allí, y si vamos al Vaticano, entenderemos las profecías bíblicas dadas en Apocalipsis, las cuales dicen que un día el Señor quemará todas esas cosas. Ciertamente el Señor no ha obtenido nada de lo que desea en todas esas cosas. Nosotros también observamos la situación del protestantismo, al menos en el Lejano Oriente. Aunque el protestantismo predicó el evangelio y enseñó las verdades, en realidad fue poco lo que el Señor logró obtener.

El Señor profetizó que cuando Él venga, vendrá como ladrón (3:3; 16:15). Como todos sabemos, un ladrón viene para robar el tesoro, no la basura. Si el Señor viniera hoy, ¿dónde podría encontrar un tesoro digno de robar? Prácticamente no podría encontrarlo en ningún lugar. No es necesario hablar de la situación manifiesta en la religión; incluso entre nosotros en el recobro del Señor no hay mucho tesoro. Por muchos años, hemos estado luchando, resistiendo la influencia del cristianismo. Las circunstancias, el entorno y la situación del cristianismo actual ejercen una gran influencia. Algunos hermanos que vinieron de Nueva Zelanda y de Australia nos dijeron que se sentían profundamente oprimidos y restringidos por la situación y el entorno del cristianismo, lo cual era para ellos muy difícil de vencer. Aquí en Taiwán sucede lo mismo. Esto limita en gran medida la obra del Señor. Es por ello que necesitamos cambiar nuestro sistema.

Aquellos que han estado en los Estados Unidos saben que volar de Taiwán a Los Ángeles tarda sólo once horas, pero volar de Los Ángeles a Taiwán tarda trece horas. Hay una diferencia de dos horas debido a la dirección del viento. Cuando vamos en la dirección del viento, el tiempo de llegada es dos horas más temprano; pero cuando vamos contra el viento, el tiempo de llegada es dos horas más tarde. La situación del cristianismo actual es la misma; casi siempre estamos yendo “contra el viento”. Hoy en día, estamos implementando la nueva manera, la de tocar a las puertas para guiar a las personas a ser salvas. Esto es un trabajo arduo, pero hemos tenido éxito. Sin embargo, para seguir este camino tenemos que perfeccionar las reuniones de hogar, lo cual es un trabajo aún más arduo. Por consiguiente, la carga que está sobre nuestros hombros es ciertamente muy pesada, y el sentir que tenemos es aún más pesado. Espero que todos respondamos a esta necesidad y llevemos la carga juntos a fin de perfeccionar las reuniones de hogar.

(Llevar fruto que permanece, tomo 1, capítulo 7, por Witness Lee)